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j. gómez peña
Domingo, 15 de mayo 2022, 18:58
Los rostros del esfuerzo son engañosos. En medio del Blockhaus, montaña de los Abruzos pelada, bella y terrible, todos sufren. Boquea Bardet. Se crispa Almeida. Jadea encogido Carapaz... Todos engarfiados al manillar. Landa, en cambio, no para. Suelta las manos, se seca el sudor. Se ... quita las gafas, se las pone. Bebe incluso antes del sprint en la cima que se va a llevar el australiano Jai Hindley por delante de Bardet y Carapaz. Landa, que nunca ha tenido ese reprís, entra cuarto y con ellos. No ha ganado la etapa pero sí una certeza: aunque sufrió una caída en el descenso del penúltimo puerto, ha entrado en tromba en la puja por este Giro que en la primera montaña de verdad ha visto el hundimiento de Simon Yates y la resistencia de un andaluz, menudo y duro. Juanpe López se vació para conservar por unos segundos la maglia rosa que merece. «No me lo puedo creer», repetía emocionado.
En la novena etapa se abrió de par en par el Giro. Landa, Carapaz y Bardet son ahora los más fuertes. Aunque, eso sí, el alavés pasó por tres sustos. A 50 kilómetros del final, en plena subida al Passo Lanciano, el Giro se estremeció. De repente, Landa se quedaba atrás. Esa imagen lo llenó todo. Sobre él planeó la sombra de su maleficio. ¿Qué le pasa? El 'landismo', la corriente de fe que le sigue en las buenas y las malas, se puso a rezar. Enseguida se supo que había parado a cambiarse una zapatilla. Algo le molestaba. O el calor le había machacado un pie. Susto y alivio. Las siluetas bailarinas de sus gregarios le reincorporaron al grupo del que tiraba el Ineos de Carapaz. El ecuatoriano quería destapar a los más débiles. Era el primer día de peso en el Giro. El momento para enterrar rivales. Aplastaba, encima, el sol. Horno en los Abruzos.
Landa venía de otro susto. En el inicio de la novena etapa, dos de los suyos, Pello Bilbao y Buitrago, se habían enredado en una caída. El vizcaíno tenía el costado izquierdo acribillado a rozaduras. Pasó por el coche del médico y siguió. Landa le necesita. Pello es una pieza imprescindible, equipado de serie para todos los terrenos. Así, tras esos dos sobresaltos, el alavés tiró hacia la puerta de acceso al Blockhaus. «Tengo muy mal recuerdo de este puerto», había comentado en la salida. Allí, en una caída provocada por una moto mal estacionada, se le escapó el Giro 2017. La mala suerte ha sido uno de sus enemigos habituales.
Y ese infortunio pegajoso le acompañó también en este etapa. El tercer susto. Tras coronar el largo Passo Lanciano, Landa patinó en una curva del revirado descenso. Manos a la cabeza. Se pasó revista y continuó. Llevaba el maillot manchado sobre el hombro izquierdo. De tantas fracturas anteriores, tiene las clavículas de cristal. Pero esta vez sobrevivió al golpe. Milagro. ¿Será una señal? Enlazó mientras el ritmo del pelotón lo fijaba el Ineos. El alavés tuvo tiempo para echar un trago y respirar tranquilo antes de iniciar el ascenso al Blockhaus, a esos diez kilómetros al 9,5%. Territorio privado para escaladores.
El Blockhaus, 'casa de piedra' en alemán, vio nacer el mito de Eddy Merckx en 1967. Desnudó también a los favoritos. Para derribar esta montaña hay que desgastar con fuerza el martillo. Enseguida se comprobó que Yates arrastra las cadenas de su mala caída días atrás. Porte, el viejo tasmano, aceleró en favor de Carapaz en las rampas calvas, sin árboles. Ahí, Juanpe tropezó con el corredor que le precedía, perdió pie y el contacto con el grupo, del que se iban descolgando Pello Bilbao, Arensman, Kelderman, Yates, Ciccone y, ya al final, Valverde y Nibali.
Fue ahí, mientras el asfalto ingresaba en el bosque, cuando Carapaz hizo lo que había anunciado su equipo. Atacó. El resplandor. Luz sobre cómo estaban todos. Y sólo dos le siguieron, Bardet y Landa, el alavés que confía en que un día la mala suerte le deje en paz. Llevaba clavado el golpe de su reciente caída. Pero tenía fuelle de sobra. Mientras los rostros de los demás se agrietaban, él jugaba con sus gafas. Sube así, sentado al piano. Un clásico. A unos metros, Almeida cargaba con Hindley y Pozzovivo. Los seis se juntaron en el kilómetro final para jugarse el Blockhaus en la suerte del sprint. Hindley lo apostó todo a la última curva. Salió impulsado de ella para quedarse con la meta. A su espalda llegaron los que ya se saben los más fuertes del Giro, Bardet, Carapaz y Landa, que va a pelear por esta carrera contra todos. Hasta contra las caídas.
A Juanpe López le siguen en la general Almeida, a 12 segundos, Bardet (a 14), Carapaz (a 15), Hindley (a 20), Martin (a 28) y Landa (a 29), que conserva el apoyo de su mejor sostén, Pello Bilbao, décimo a 1.22. Le hará falta. Tras la jornada de descanso, quedan dos semanas del Giro al que aspira.
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