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Iñaki Izquierdo
Miércoles, 22 de mayo 2024, 19:54
«Pogacar sabe provocar un terremoto en un repecho, es una estrella». La definición es de Giovanni Battaglin, que no habla por hablar. Con el Giro ganado, el esloveno se divierte con sus 'rivales' mientras llega el inicio del Tour, donde buscará un doblete inédito ... desde que lo lograse Marco Pantani en 1998. En el cuartel general de UAE decidieron que este era el año para intentar la hazaña, puesto que hay cinco semanas entre el final del Giro y el inicio del Tour, una más de lo habitual, lo que da margen a los técnicos, entrenadores, ingenieros, biomecánicos, nutricionistas, analistas y demás séquito de conseguir una recuperación perfecta y una forma al cien por cien en la salida de Florencia el 29 de junio. Pogacar corre en Italia, pero ya está en Francia desde que sentenció el Giro el fin de semana.
El reto es de altura y ayuda a dar el valor que tiene a lo que hizo Battaglin en 1981. Ganó la Vuelta a España y el Giro de Italia en 48 días. Por entonces, la ronda española se corría en primavera y solo Eddy Merckx había conseguido ganarla y repetir a continuación en Italia. La Vuelta se disputó del 21 de abril al 10 de mayo (un prólogo y 19 etapas, dos con doble sector) y el Giro comenzó solo tres días después, el 13 de mayo. Otras 22 etapas, dos de ellas dobles. «Mi doblete Vuelta-Giro en 48 días es cosa de hombres fuertes», explica el campeón de Marostica, que hoy tiene 72 años.
Si Pogacar se coronase en Niza el 21 de julio, habrán pasado 78 días desde el inicio del Giro, treinta más que en la gesta de Battaglin. Un mes de descanso. «Respecto a 1981, el ciclismo es otro deporte», se quita importancia el ganador de la Vuelta al País Vasco de 1979, más dos etapas, en Azkoitia y Arantzazu. Tiene razón Battaglin en que es otro deporte, como son dos Giros distintos el que corre Pogacar y el que disputan los demás.
Este miércoles en el Passo Brocon descolgó a sus perseguidores por pasar el rato. La etapa ya estaba decidida por delante, con Georg Steinhauser (EF) rematando en solitario la escapada, pero la maglia rosa respondió a un ataque de Daniel Felipe Martínez (Bora) y cuando el colombiano cedió se vio solo y tiró para arriba. Sacó apenas 18 segundos al grupo, pero sigue aumentando las distancias, que pueden ser escandalosas el domingo en Roma. Martínez es ya el único por debajo de los ocho minutos, a 7:42.
Tal es su superioridad que bien podría haberse desviado a la derecha en la bajada del Passo Sella para acercarse al monumento a Coppi en el Pordoi, con el que comparte ladera, y luego reincorporarse al grupo de cabeza. Impresionantes las rocas del Sella, magníficas como las cercanas de la Marmolada. La maglia rosa, sin embargo, no giró a la izquierda, sino que enfiló hacia Canazei.
Su equipo no ejerció un control severo, pero la falta de entendimiento en la escapada provocó un reagrupamiento en cabeza a 35 kilómetros para el final. Entonces arrancó Amanuel Ghebreigzabhier (Lidl-Trek) y con él se fue Steinhauser, que ya había estado en la fuga inicial con Quintana (Movistar), Alaphilippe (Soudal), Pellizari (Bardiani) –que pasó en cabeza la Cima Coppi en el Sella– y compañía. El eritreo fue presa fácil para el alemán en las rampas del Brocon. El ganador de la etapa es hijo de Tobias Steinhauser, profesional de mediados de los 90 hasta 2005. Y sobrino de Jan Ullrich. Tiene 22 años y es su primera victoria como profesional.
Entre Pogacar y el triunfo final solo se podría interponer la fatalidad. Battaglin dice que tiene ganada la carrera pero «hasta Roma el Giro no puede darse por terminado, las trampas esperan a la vuelta de la esquina». Palabra de uno que ganó la Vuelta y el Giro en 48 días, cuando el ciclismo era otro deporte.
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