Dos etapas y tres ciclistas

La llegada a Val di Zoldo dejó al descubierto alguna debilidad de Almeida, lo mismo que le sucedió a Roglic en el Bondone. El portugués cedió ayer 21 segundos y el esloveno, 25 en la montaña de Trento. El beneficiado en ambos casos, la maglia rosa Geraint Thomas, que discretamente ha fortalecido su posición al frente de la general. No son rentas importantes teniendo en cuenta lo que queda por delante, pero el galés pensará que mejor tener ventaja que estar obligado a remontar. El ganador del Tour de 2018 -que ayer cumplió 37 años- es el único que no ha dado muestras de flaqueza ante sus rivales por el momento.

En la etapa de ayer, el control lo llevó el Ineos. Pareció que los ingleses preferían llevar la carrera rápida en la etapa en línea más corta del Giro (161 kilómetros), pero una vez hecha la escapada aflojaron la presión. En el tramo final, fue el Jumbo el que tomó el relevo y fue la locomotora Sepp Kuss la que puso en problemas a Almeida en la subida a Coi, un puerto inédito en la corsa rosa.

El lusitano con bigote de dandi de la Europa de entreguerras dejó a un lado el traje de seda con el que ganó en el Bondone y se puso el mono de trabajo que le lanzó a la fama en el Giro de 2020. Supo sufrir el ciclista de Caldas da Rainha y mantener abiertas todas sus opciones. Fue una pequeña sorpresa su falta de respuesta a Thomas y Roglic, porque parecía que llegaba de menos a más a la última semana. Sus acciones bajaron en la misma medida que subieron en el Bondone, una leve oscilación.

Hoy se disputa la etapa reina del Giro, con meta en las Tres Cimas de Lavaredo previo paso por Campolongo, Valparola, Giau y Tre Croci. El encadenado de los dos últimos puertos es tremendo: 7,9 kilómetros al 7,2% de media en Tre Croci y, sin descenso entre ambos, solo la inmensa belleza del lago de Misurina-7,2 al 7,6% de las Tres Cimas de Lavaredo.

Este último puerto intimidaba al mismísimo Eddy Merckx y allí firmó una de sus primeras grandes exhibiciones en una vuelta de tres semanas, en 1968, metiendo casi seis minutos a Luis Ocaña y 6:19 a Felice Gimondi.

Un año antes, el bergamasco había ganado en la cima, pero la etapa se anuló al descubrirse que casi todos los ciclistas habían recibido empujones del público durante la subida. El gran perjudicado fue Vladimiro Panizza, cuarto en meta y primero sin recibir ayuda, según demostró la RAI. En vano. La etapa quedó anulada.

El Giro regresa hoy a las Tres Cimas de Lavaredo y mañana se adentra en los Alpes Julianos para la contrarreloj final, con 13 kilómetros llanos y cinco de subida brutal al monte Lussari, con el 15% de pendiente media. Dos etapas y tres corredores para definir un Giro flojo. Ayer volvió a llegar la escapada y ganó Filippo Zana (Jayco). El campeón italiano batió al sprint a Thibaut Pinot (Groupama), al que se le acaban las oportunidades.