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Iñaki Izquierdo
Miércoles, 15 de mayo 2024, 20:19
En Pescara se escuchan todos los idiomas de Italia. Niños romanos, amigos de Venecia, señoras de Turín que a la hora del tramonto, el atardecer, pasean antes de la cena en medio del bullicio. Además del dialecto áspero local, si se escucha bien también se ... oye el albanés de los arbëreshë, minoría instalada en la zona desde hace siglos. El Giro llega a la ciudad, concretamente a Francavilla al Mare –donde Pasolini dijo que «empiezan las grandes playas adriáticas, una nueva civilización balnearia»–, y habla en el friulano de Jonathan Milan (Lidl-Trek), que gana su segundo sprint y al ser entrevistado por la RAI responde en italiano. Tadej Pogacar (UAE) marcha tranquilo estos días por el sur de la península a la espera de las etapas importantes, a partir del sábado.
De momento, al Giro le toca disfrutar del vermú después de las etapas (en Italia el aperitivo se toma por la tarde) y ver cómo se pone de sol por detrás del Gran Sasso. La maglia rosa corre estos días en modo ahorro de energía con el logo de Enel en el pecho, empresa pública de electricidad italiana y propietaria de Endesa, donde maniobra. Pogacar, tras una primera semana desbordante en la que sus exhibiciones generaron debate sobre si se estaba excediendo, ahora no gasta.
Sabe que de sábado a miércoles –con la jornada de descanso del lunes de por medio– va a finiquitar el Giro y anda tranquilo. La contrarreloj del sábado en Desenzano del Garda y las tres etapas consecutivas de montaña en Livigno, Val Gardena y Passo del Brocon dejarán la carrera sentenciada a la espera de una penúltima jornada en Bassano del Grappa la víspera del final en Roma, el domingo 26.
Desde su casa de Pescara, Gabriele D'Annunzio veía la costa Dálmata y se le inflamó tanto el irrendentismo que se fue a invadir Yugoslavia. Pero no parece que el ardor guerrero haya prendido en el pelotón del Giro. Más bien, se impone la realidad. Si con el terreno que ha habido hasta ahora la clasificación está como un solar, virgencita, virgencita...
Milan se impuso en un sprint accidentado, que tumbó a los dos velocistas del DSM, Jakobsen y Andresen, en el que el italiano fue dominador. Batió con claridad a Merlier (Soudal) –luego relegado al puesto 89º tras la revisión del vídeo por cambiar de trayectoria y cerrar a Molano (UAE)– y se sacó la espina de la derrota en Nápoles a manos de Olav Kooij (Visma), ya retirado.
Pogacar seguirá dejándose mecer por el sol del Adriático las dos próximas etapas, más de rematadores la de este jueves y llana como el mar la del viernes. Días para ahorrar y seguir hablando idiomas.
Cian Uijtdebroeks (Visma) no tomó este miércoles la salida por enfermedad. El neerlandés llevaba varios días en que «no se sentía bien», informó su equipo. Era quinto en la general, a 4:15 de Pogacar.
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