Escapada, sprint y un gran triunfo

Riojanas extraordinarias ·
Begoña Ruiz Huidobro fue la primera mujer juez árbitro de ciclismo en España

Roberto G. Lastra

Logroño

Lunes, 25 de marzo 2019 | Actualizado 30/09/2019 17:48h.

Cada día en la vida profesional de Begoña Ruiz Huidobro (Logroño, 1955) fue un empinado 8 de marzo. Antes de su llegada a la meta triunfal tuvo que escaparse en solitario, sufrir en la subida y esprintar sin descanso hasta una victoria que la llevó ... hasta lo más alto del podium ciclista, un mundo vedado a las mujeres salvo como espectadoras. Ella cruzó la cinta al convertirse en la primera juez árbitro de ciclismo en España tras conseguir el título de UCI (Unión Ciclista Internacional). «Empecé en el arbitraje porque en aquella época las mujeres teníamos prohibido correr, solo nos dejaban hacer cicloturismo. De hecho tuve también muchos problemas para ser árbitro porque tampoco podíamos serlo entonces. Me tiré quince años de aspirante autonómico y nueve de nacional, aunque en teoría tenía que haber estado dos e ir al UCI, pero no me dejaban por ser mujer. Al final lo logré y me saqué el título en 1990», recuerda la hoy presidenta de la Federación Riojana de Ciclismo, cargo al que llegó en el 2016 tras más de tres décadas vinculada a esta organización.

Con el título en el bolsillo, el primer año se lo pasó en blanco y tuvo que esperar a 1992 para lograr la primera designación. «Sí, fue en la vuelta a Ávila, que era de las peores, y tuve muchísimos problemas, pero la prueba salió muy bien y a raíz de eso no les quedaron más narices que seguir nombrándome hasta que en 1994 me enviaron a mi primera Vuelta a España, de las siete que hice en total». El debut no pudo ser peor porque, en la primera etapa en Valladolid, el piloto que llevaba en la moto a Begoña Ruiz se distrajo y ambos se fueron al suelo. «Yo estuve hospitalizada y a los ocho días me reincorporé en Benidorm y pese a los dolores insoportables, tres meses después me detectaron varios tendones rotos en un hombro, acabé la Vuelta en moto. Con toda la ilusión que yo llevaba... Fue terrible».

Tras muchos años en la carretera, llegaron algunos problemas de salud. «Al final me convencí de que lo primero soy yo y ya no salgo a ningún sitio, solo hago cositas aquí en La Rioja», explica Begoña Ruiz, que, pese a todo, no ha parado quieta. Junto a su marido, José María Mangado, ha llevado los equipos de Villa Ijalba de cadetes y juveniles y ha ejercido de confesora, asesora, entrenadora y amiga de su sobrina Sheila Gutiérrez, campeona de España en ruta 2017.

Ilusión y ganas le sobran y, si la salud le responde, le gustaría presentarse en el 2020 a la reelección para seguir otros cuatro años al frente de la Federación Riojana de Ciclismo. «Para mí el ciclismo no es trabajo, es un hobby, porque ha sido mi vida desde niña, mi hermano corría y todos íbamos con él a la carrera. ¿Regusto amargo por no haber podido competir? Bueno... He sabido vivir lo que me ha tocado en cada momento; en aquella época no se me dejó competir y no lo hice y cuando después me hablaron de ser juez árbitro me decidí a intentarlo y a conseguirlo. Fue una pelea continua, pero cuantas más piedras me ponían en las ruedas más pedaleaba yo», remacha.