Volando sobre la vega del Iregua: senda del Parkinson

Pero lo que predomina, hay que insistir, es la diversión de un sendero con frecuentes subidas y bajadas, curvas y, sobre todo, vistas impresionantes sobre Logroño y toda su comarca. La época recomendable para realizar esta ruta es el otoño, cuando a las choperas y a las huertas les da por mostrar todo su colorido otoñal, cosa que no ocurre el resto del año, aunque a finales de la primavera se goza igualmente cuando el sol despierta a los árboles y pinta con toda su gama de verdes esta vega y despensa frutícola de La Rioja.

Circular por la senda del Parkinson puede ser un objetivo en sí mismo, pero también se puede incluir dentro de un recorrido más amplio por la zona, como suele ser lo habitual en el mundillo del BTT. De hecho, la ruta que traemos hoy a este espacio suma también una escapada a Clavijo, previo paso por Alberite y La Unión, e incluye al inicio un pequeño tramo de la Vía Romana. En este arranque de la ruta cabe destacar un sendero llano pero muy entrenido que discurre sorteando chopos y muy pegadito al río Iregua un poco antes de llegar a Alberite. Ojo en esta senda porque hay también corredores, paseantes y pescadores que saben de este precioso lugar y tienen por costumbre andarlo, así que habrá que ir ojo avizor para no tener ningún desagradable incidente.

Por lo demás, la ruta resulta muy accesible para todo aficionado de un nivel medio, ya que transita mayoritariamente por caminos en buen estado (ver track en el mapa de Wikiloc), predominando un paisaje agrícola de viñas, almendros y cereal hasta La Unión. Desde este municipio hasta Clavijo se afronta el tramo de mayor pendiente , 2,5 kilómetros de ascenso por la conocida como Vía Verde (senda de La Unión a Clavijo), que culmina en las rampas duras pero cortas situadas bajo la peña del castillo. Hay aquí un escalón de piedra caliza ante el cual no quedará más remedio que bajarse si no se dispone de la pericia necesaria para rebasarlo.

Desde Clavijo al inicio de la senda del Parkinson se circula igualmente por caminos, incluso por asfalto a la salida de esta última localidad. El punto de entrada a la senda lo marcan unos edificios agrícolas un tanto desvencijados por los cuales suelen merodear gallinas o algún perro si está el dueño. El enclave es bien conocido para los ciclistas que transitan estos territorios, no solo por la senda del Parkinson sino también porque en estos corrales culmina la ascensión de La Raposa, un muro de asfalto que sube desde la carretera de Albelda y en el que se desafían muchos aficionados tanto en carne y hueso como a través de Strava.

Cabalgando ya sobre el sendero, enseguida nos hacemos una idea del territorio por donde vamos a circular durante los próximos tres largos kilómetros. La senda panorámica está dibujada justo sobre la línea cumbrera de estas terrazas fluviales que delimitan el valle del Iregua por su margen derecho, siempre siguiendo sus contornos y asomándose a esta feraz vega ribereña. Mientras se circula, el trayecto requiere continuamente nuestra atención para no salirnos del delgadísimo 'track', por lo que es aconsejable detenernos al menos un par de veces si queremos deleitarnos con las magníficas vistas que se abren a nuestros pies.

El recorrido del Parkinson culmina cerca de Alberite, cuando dejamos las alturas para descender con rapidez por otro senderito, a veces algo sucio de piedra, que nos deja en la ermita de la Virgen de la Antigua, curiosa construcción que combina elementos arquitectónicos antiguos con líneas modernas de hormigón en un conjunto que resulta muy llamativo. Desde aquí cruzamos la carretera para enlazar con la Vía Romana del Iregua y el Camino Viejo de Alberite y regresar a Logroño con un pedaleo relajado y menos tenso del que teníamos en alguna de las trazadas de la senda del Parkinson.