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Las grandes extensiones de robles y un amplio abánico de sendas configuran la esencia de esta nueva entrega de Rutas en BTT que surca de nuevo territorios del Camero Nuevo. La zona constituye todo un paraíso para la práctica del deporte de ... la bicicleta de montaña en donde la red de senderos que conforman el GR 93, la Vía Romana del Iregua y el GR 190 de los Altos Valles Ibéricos se ha visto enriquecida recientemente por la recuperación y apertura de nuevas veredas gracias al Club Ciclista Nieva-Montemediano-El Rasillo, que organiza la BTT Nieva Extreme cada mes de septiembre.
El recorrido que traemos hoy a este espacio discurre precisamente por esos senderos, saltando de unos a otros mientras se avanza entre excelentes masas boscosas de rebollos y quejigos, bellos pueblos cameranos y montañas que brindan magníficas panorámicas del valle alto del Iregua y del entorno del embalse González Lacasa. Si la jornada se comparte con buenos amigos ruteros, en mi caso con David 'Titan' y Lukas Rioja, la experiencia resulta todavía más gratificante.
Con salida y llegada en El Rasillo de Cameros –aunque también podríamos optar por partir o finalizar en cualquiera de los pueblos que atraviesa la ruta (Ortigosa, Villanueva, Pradillo o Montemediano)– la excursión empieza entre los pinares rasillanos que alojan la ermita de San Mamés para dirigirse luego por un camino hacia el oeste que busca el barranco de Rioseco. A la altura de una nave de ganado, el camino muta en sendero con abundante piedra y roca, picando hacia abajo entre encinas de buen porte. Tras un par de escalones enseguida se llega a los miradores de las cuevas de Ortigosa, que obsequian al cliclista con una excelente postal de la localidad, enclavada entre los riscos de los barrancos del Albercos y Rioseco.
Sin llegar a entrar en el municipio, la ruta atraviesa el puente de las cuevas para dirigirse ahora a la aldea de Peñaloscintos por una carretera comarcal plenamente cubierta de robles. Cruzado su caserío, con vistas al embalse González Lacasa, la carreterita enseguida nos muestra el desvío del GR a la derecha, que remonta por una pendiente no excesivamente complicada pero con bastante piedra que obliga a una conducción técnica para superar los obstáculos. El territorio sigue siendo plenamente boscoso, con robles rebollos de buen porte que proporcionan buena sombra en verano. Tras circular en llano un rato, el sendero empieza a descender a la altura del despoblado del Hoyo, precipitándose entre los árboles, a los que habrá que prestar alguna atención para no tocar con el manillar y desequilibrarnos. Tras cruzar un camino, la sendita todavía sigue muy divertida durante otro tramito hasta llegar a la pista que baja a Villanueva de Cameros.
El paso por el casco urbano de la localidad nos deja bien impreso en la retina el impetuoso caudal del río Albercos, que baja henchido desde del embalse antes de entregar sus aguas al Iregua. Tras callejear por Villanueva, con la estampa de la iglesia de San Martín como principal referencia, se toma nuevamente otro tramo de la Vía Romana que nos conduce por otro bonito sendero hastaPradillo. Muy bien conservado, con la Oficina de Información Turística del Camero enclavada en su singular hórreo, el pueblo se cruza en busca de su puente medieval, una joya de la arquitectura civil camerana que se atraviesa siguiendo el trazado de la Vía Romana.
A estas alturas de la ruta, con 13 kilómetros de pedaleo en nuestras piernas, encaramos un ascenso de unos 2,5 kilómetros en suave pendiente hasta Peñas Malas. Ya arriba, se circula encajonado unos metros entre la roca y unas cadenas antes de asomarnos al mirador del Iregua, que nos regala uno de los mejores panoramas de la jornada. Imperdonable no parar para tomar unas fotos o descansar unos instantes antes de proseguir. El tramo que sigue es otro divertido descenso hacia los puentes de Almarza, con algún zigzag, pequeñas rampas y alguna piedra, en el que tendremos que parar un par de veces para abrir (y cerrar) las portillas ganaderas.
El descenso culmina en el río Iregua, en donde uno puede refrescarse si le place, antes de afrontar el duro ascenso hasta la ermita de San Julián. Desde el cauce fluvial hasta el bucólico templo camerano solo median 2,5 kilómetros, pero se supera un desnivel de 230 metros, a una media aproximada del 10% de pendiente que asciende alternando sendero y camino. En la escalada se cruza la carretera N-111 al principio y luego se supera una cantera, que dejaremos a nuestra izquierda. La parada para recuperar en aliento en San Julián se hace obligatoria antes de proseguir ruta hacia Montemediano, la coqueta aldea de Nieva de Cameros, que se alcanza enseguida por un camino que avanza entre quejigos y rebollos. Su fuente siempre es un buen recurso para repostar antes de proseguir.
La aldea marca el comienzo de otro capítulo, este completamente nuevo para los ciclistas que conocemos estas sierras, ya que el recorrido sigue ahora un sendero completamente nuevo de seis kilómetros de longitud que aprovecha antiguas veredas de la zona felizmente recuperadas por el Club Ciclista Nieva-Montemediano-El Rasillo para beneficio de ciclistas de montaña y de senderistas. La senda desciende por el barranco de laUmbría, con algún paso algo pedregoso, en busca del Roble Gordo, un monumento botánico y árbol singular de La Rioja que bien merece otro alto en el camino para admirar su grandioso porte. Desde este punto la senda cae en un divertido descenso hasta el fondo del barranco antes de remontar con fuerte pero corta pendiente hasta las laderas de Las Palomeras. La senda surca ahora un territorio de quejigos y antiguas fincas abandonadas antes de culminar en la pista que baja de Montemediano a Pradillo.
Callejeamos por Pradillo por segunda vez en la jornada antes de emprender la última parte de la ruta, que nos devolverá a El Rasillo previo paso por Montemediano de nuevo. De Pradillo se sale por la ermita de San Miguel, en la parte alta del pueblo, buscando la Vía Romana que asciende por el barranco de Las Calenturas, buen nombre para un paraje que nos obliga a emplearnos a fondo en un duro ascenso hasta alcanzar el camino que baja a Montemediano entre pinos y rebollos de buen porte. Desde la aldea hasta El Rasillo ya solo median 5 kilómetros que se cubren por carretera admirando las montañas que cobijan la localidad rasillana y el embalse González Lacasa.
Puedes descargarte la ruta aquí
Distancia: 39 kilómetros
Desnivel acumulado: 970 metros
Duración estimada: Entre 3 horas y media y 4 horas
Avituallamiento: En cualquiera de las localidades que se atraviesan en la ruta, Peñaloscintos (km 6), Villanueva (km. 11), Pradillo (km 13 y km 31) y Montemediano (km. 24).
Principales atractivos: Las inmensas masas boscosas de robles que se atraviesan; el mirador de Peñas Malas sobre el valle del Iregua; el Roble Gordo, árbol singular de La Rioja; y los nucleos urbanos de las localidades que se atraviesan.
Nivel de dificultad: Díficil. Ruta que circula mayoritariamente por senderos, con tramos complicados que requieren un buen manejo de la bicicleta. También se requiere una buena condición física para afrontar pendientes muy acusadas.
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