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Aunque parezca imposible por la naturaleza rocosa y quebrada del territorio situado entre Sorzano y Castañares de las Cuevas, los aficionados al senderismo y a la bicicleta de montaña se las han arreglado para sacar una senda que surca estos peñascos que se ... asoman sobre la el Iregua y la N-111. Se llama Berrendo y suele ser destino habitual de los ciclistas que proceden de Logroño y alrededores porque la ruta se cubre de sobras en una manaña. El sendero destaca porque sigue un cordal de pelados montículos, casi siempre en rápido descenso, con un terreno aterrazado de antiguas fincas antes de llegar a la carretera. Otro de sus alicientes son las vistas inmejorables que ofrece de las peñas de la margen derecha del Iregua, desde Nalda a Viguera con las imponentes figuras de Peña Bajenza y el Castillo de Viguera como principales referentes. Imperdoble no detenerse arriba un instante para apreciar este paisaje de colosos de piedra y desfiladeros cayendo hacia el río.
El acceso más clásico a este sendero es a través de Sorzano, al que podemos llegar por múltiples itinerarios desde Logroño. En nuestro caso la ruta nos lleva por Prado Salobre y la cuesta de las Vacas ascendiendo suavemente entre viñas, olivos y alguna carrasca antes de llegar a la carretera entre Sojuela y Sorzano. En esta última localidad siempre se puede hacer una paradita en la fuente de su plaza antes de salir por el camino que lleva hacia Moncalvillo. El camino presenta ahora una acusada pendiente y abundante piedra, que obliga a desarrollos más llevaderos. Pasado 1,5 kilómetros desde Sorzano, se toma un camino a la izquierda que enseguida nos va introduciendo en el bosque. Dejamos aquí la tierra agrícola y empezamos a tomar contacto con la montaña entre quejigos y pinos hasta llegar a un cruce de caminos del que se divisan las laderas boscosas que caen desde las cumbres de Moncalvillo.
El recorrido nos lleva hacia el este, remontando un empinada rampa en 'S' que nos lleva por un camino entre pinos hasta que se presenta el primer cogote de la etapa, el Cerro de los Cantos. En su base, a unos 900 metros de altitud, se inicia el primer tramo de sendero que nos lleva hasta una portilla, en donde habrá que descabalgar para remontar a pie un duro repecho que nos sube hasta lo alto del cerro. Estamos en el punto más elevado de la ruta, a unos 950 metros de altitud,con visión panorámica sobre todo nuestro entorno, ideal para tomar unas fotografías antes de lanzarnos por la senda siguiendo el cordal de estos pelados montículos. En esta primera parte aún habrá que remontar algún repecho, pero enseguida se inicia un descenso limpio que baja como una tirolina hacia el Iregua. Un tramo en el que disfrutarán los más avezados expertos en el descenso, aunque siempre puede sorprendernos alguna vaca en mitad del camino, en cuyo caso habrá que buscar un paso alternativo, como fue el caso del que suscribe estas líneas.
En la última parte de la bajada la ruta se abre paso entre espinos y zarzas que crecen en lo que fueron antiguas fincas aterrazadas. Hay toboganes, alguna curva y casi al final un paso difícil en un talud con tierra desprendida en el que lo más seguro es descabalgar para evitar una caída. Un tramo corto pero rápido de camino pone fin al descenso en la carretera N-111. Desde su inicio en el Cerro de los Cantos, la senda nos ha descolgado durante 3 kilómetros en los que hemos perdido casi 350 metros de altitud, es decir, un porcentaje medio del 11,6% en bajada.
Descansados de piernas, la siguiente parte del recorrido la podemos cubrir a buen ritmo rodando por la Vía Romana del Iregua hasta Logroño. Son casi 20 kilómetros en los que gozamos siempre de la compañía del Iregua, sus choperas y sus huertas, una delicia para rodar a las puertas de Logroño.
Distancia: 41,5 kilómetros
Desnivel acumulado: 630 metros
Tiempo estimado: Entre 3 y 4 horas
Avituallamiento: S.e puede reponer agua en Sorzano (km. 15 de la ruta). Si hay necesidad, nos podemos desviar un poco y coger también agua en Nalda o Albelda
Principales atractivos: Las excelentes vistas del paisaje de peñas y desfiladeros entre Nalda y Viguera; el descenso por Berrendo y la vega del Iregua
Nivel de dificultad: Medio-alto. Se requiere buena condición física y buen domino de la bicicleta para afrontar algún tramo de bajada complicado.
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