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La de hoy no es una ruta para principiantes, más bien para gente bien preparada física y técnicamente en el manejo de la bicicleta de montaña. De hecho, el recorrido que traemos a estas líneas -por lo que cuentan algunos experimentados corredores–, es muy ... similar al de la etapa reina de este año en La Rioja Bike Race, que supera los 80 kilómetros y los 1.700 metros de desnivel. En este caso nos quedamos en 73 kilómetros y los mismos metros de ascenso, pero la parte principal, digamos que el meollo de la ruta, viene a ser lo mismo en uno y otro recorrido. La ruta incluye la Vía Romana del Iregua desde Viguera a Torrecilla, subida al Serradero por la pista de Nestares y descenso por la senda de las Neveras de Moncalvillo.
Si me preguntasen por qué tramo de este etapón me quedo, eligiría sin dudarlo la Vía Romana de Viguera a Torrecilla. Salvada la fea subida inicial, con rampas que superan el 20%, y que nos deja junto a la mole rocosa del Castillo de Viguera, a casi mil metros de altitud, comienza una auténtica aventura por una interminable senda de casi 10 kilómetros, bastante llevadera y divertida, aunque también desafía al ciclista con algún tramo de cierta complejidad técnica (los escalones, por ejemplo, hacia la mitad del recorrido). Repleta de vericuetos, subidas y bajadas y también pequeñas mesetas llanas, discurre siempre entre árboles y se asoma en algunos recodos a vistas impresionantes sobre el frondoso valle del Iregua.
Imposible no detenerse en algunos de estos balcones, empaparse del entorno y tomar unas fotografías, especialmente si es la primera vez que se transita por esta vereda montañera que aprovecha un antigua ruta romana que unía las antiguas ciudades de Vareia y Numancia. Senderistas y ciclistas exprimen hoy todo su potencial y disfrutan de este tesoro natural situado a las puertas de Logroño. Desde la capital se llega hasta Viguera circulando también por la Vía Romana, pero en este caso por caminos llanos que surcan choperas y huertas a lo largo del Iregua.
En su otro extremo, la Vía Romana se acerca a Torrecilla en una bajada sin excesivas complicaciones, aunque hay algún tramo con piedra en el que hay que extremar el cuidado, antes de acometer el sendero ribereño que nos introduce en la localidad por su barrio de Barruelo, en cuya plaza hay un fuente de cuatro caños donde se puede saciar la sed. Otra opción es subir al pueblo y reponer fuerzas con un tentempié en cualquiera de sus espaciosos bares.
Una pista hasta Moncalvillo
De Torrecilla a Nestares el trayecto se cubre rápido por una pista asfaltada y un camino, entre campos de cereal con el pueblo camerano al fondo y las montañas del Serradero cerrando el cuadro detrás componiendo una bella estampa que pronto olvidamos para afrontar la parte más dura del recorrido: la subida por pistas y caminos hasta las antenas de Moncalvilloy el inicio del sendero de Las Neveras. Son doce kilómetros que se hacen pesados a cualquiera, más duros en la primera parte de la ascensión, con pendientes en torno al 10% y del 14-16% en algún punto, pero también con buenas vistas a las tierras de Cameros y el Alto Iregua con Cebollera al fondo, casi siempre con sus cumbres nevadas. Ya sobre los 1.100 metros de altitud de nuevo, la pista se adentra entre robles, hayedos y finalmente pinares en un recorrido monótono que los ciclistas intentan despistar hablando, disfrutando del paisaje o simplemente agachando la cabeza e intentando llevar un ritmo aceptable para que las 'baterías' no fallen tras hacer consumido ya más de 40 kilómetros desde el inicio en Logroño.
Entre pinares, el camino sale al amplio cortafuegos que recorre el cordal del Serradero. Seguimos hacia la derecha y enseguida veremos las antenas de televisión de Moncalvillo. Los repetidores, situados a 1.500 metros de altitud, son el punto culminante de nuestra ruta y constituyen una buena referencia antes de proseguir hacia el este por el cordal buscando la caseta y torre de observación de incendios forestales, punto de partida para lanzarnos por la senda de Las Neveras.
Descenso para intrépidos
El inicio del descenso se realiza desde las mismas neveras de nieve, que se pueden visitar si se prefiere antes de iniciar la bajada mientras nos reponemos con algo de comida. Son las neveras unos pozos excavados en la tierra y acondicionados con paredes de piedra en donde se guardaba la nieve para bajarla a Logroño en los meses de más calor. Tras el inciso y otra vez sobre la bici, enfilamos la senda, que enseguida se lanza encabritada hacia abajo obligando a sortear piedras y árboles y trazando alguna curva cerrada que obliga a un juego de equilibrio sobre la montura. El descenso es técnico, complicado a veces, pero divertido y más que las piernas son los brazos los que sufren, como también los amortiguadores de la bici. Vamos siempre entre el bosque, hayas, robles y pinos, y enseguida junto a un arroyo en un continuo descenso cuya primera parte acaba en un camino.
El segundo tramo del descenso se inicia en ese mismo camino, unos metros más abajo, junto a un poste que señaliza a la derecha la continuación de la senda. La pendiente decae algo, pero seguimos perdiendo altura, ahora entre pinos que vamos sorteando y que reclaman nuestra atención al igual que las piedras que nos salen al paso. Lo mejor de este segundo capítulo de Las Neveras llega casi a la salida del pinar, con unos toboganes, pequeños saltos y una caída bastante inclinada que hay que saber sortear eligiendo bien la trazada y controlando los frenos. Ya fuera del bosque, el sendero discurre con vistas hacia el terreno más abierto de Sojuela y alrededores. El terreno sigue siendo muy pedregoso e incómodo, pero sin la dificultad técnica de los kilómetros anteriores. La trocha acaba en un camino que enseguida nos introduce en otro asfaltado que circula entre las fincas de Sojuela, cuyo casco urbano se alcanza rápidamente.
En Sojuela hay buena fuente donde repostar si hay necesidad para encarar el último tramo hasta Logroño. Salimos por la carretera de Entrena y un poco antes de acabar el pueblo, a la izquierda, parte un camino asfaltado que no tarda en picar para bajo en un descenso entre viñedos y con buenas vistas hacia el valle del Ebro. Dejamos el asfalto en una curva y tomamos un camino que lleva a Entrena y que nos regala una empinada bajada endurera de piedra y rodadas de tractores que hay que saber sortear eligiendo las trazadas correctas. Es el último obstáculo importante antes de llegar a nuestro destino por terreno abierto y sin mayores complicaciones que alguna pequeña subida que nos dolerá un poco después de cubrir más de 70 kilómetros de una etapa 'reina' del mountain bike en La Rioja.
Distancia: 73,3 kilómetros
Desnivel positivo: 1.791 metros
Duración: De 4 horas 30 minutos a 5 horas 30 minutos.
Avituallamiento: Se puede coger agua en las fuentes de Viguera (km 21), Torrecilla (km 35), Nestares (km 39) y Sojuela (km. 58). Hay arroyos en diferentes tramos de montaña, aunque su consumo es responsabilidad de cada cual, ya que no es agua potabilizada. Hay bares también en las mencionadas localidades, siendo Torrecilla la localidad con más servicio en este aspecto.
Principales atractivos: El recorrido por la senda de la Vía Romana desde Viguera a Torrecilla, siempre entre bosque y con excelentes vistas al valle del Iregua. Las neveras de Moncalvillo y el trepidante descenso por el sendero que lleva su nombre hasta la localidad de Sojuela. Destacan también los cascos urbanos de Torrecilla, Nestares y Viguera.
Nivel de dificultad: Difícil. La ruta entraña bastante dificultad tanto por su longitud como por la dureza y complejidad técnica de algunos tramos, especialmente en la Vía Romana y el descenso de las Neveras de Moncalvillo. Recomendable sólo para corredores experimentados y en buena forma.
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