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Las primeras nevadas del año suelen celebrarse por el colectivo ciclista de bicicleta de montaña con alguna ruta de las de 'a pisar la nieve' escalando las primeras alturas serranas que uno tiene más a mano. En La Rioja Baja puede ser Sierra ... La Hez o Isasa, en la zona media y entorno de Logroño se sale por Moncalvillo, Cenzano o la Sierra de Cantabria y en La Rioja Alta la Sierra de la Demanda, por poner los ejemplos más conocidos. Otra opción es adentrarnos directamente a la montaña con nuestro vehículo y emprender ruta desde algún municipio serrano, en donde es más fácil tocar la nieve por razones obvias de altitud.
El recorrido que planteamos hoy responde a este último perfil y tomamos nuevamente como punto de partida El Rasillo de Cameros y las montañas que lo rodean, con elevaciones de hasta casi 1.800 metros de altitud, suficiente como garantizarnos que veremos la nieve en cualquier fecha de invierno que deseemos pedalear por esta comarca. La ruta para nada es larga (14,5 kilómetros) ni excesivamente dura. Es más una excursión tranquila de unas dos horas en bicicleta que puede realizarse incluso caminando en una mañana. Nuestro destino será el paraje de Cerrauco, como así llaman los del Rasillo a un promontorio rocoso con cruz incluida rodeado de praderas y pinares y abierto a vistas impresionantes.
Situado a unos 1.430 metros de altitud, el paraje constituye un excelente mirador sobre las montañas circundantes, con especial mención al Cabezo del Santo (1.854 metros) que en estas fechas yergue su imponente silueta nevada al sur, compartiendo espacio con las otras cumbres de la Sierra de Castejón. La extensa alfombra de bosques que tapizan las laderas del Mojón Alto y de los montes vecinos completan un panorama en el que también se divisa, al fondo, la lámina de agua del embalse González Lacasa. La excursión se puede completar además con una visita a los chozos de pastores recuperados recientemente por la asociación Vive Cameros en las laderas de Cerrauco. Las rústicas construcciones dan protección en caso de que el tiempo se complique y ofrecen también techo para tomar el almuerzo si en el exterior nieva o hace frío, que suele ser lo normal por estas fechas.
Tampoco cae lejos la cueva de Cerrauco, con una entrada escondida que hay que buscar antes de adentrarnos en su oscuridad de caverna agreste, lo que requiere que llevemos algún tipo de iluminación artificial. No es muy prolongada, pero se pueden explorar un par de espacios con su despliegue de relieves kásrticos, estalactitas y estalagmitas.
La ruta que conduce a este bello paraje camerano sale del Rasillo por el camino asfaltado de la ermita de San Mamés, que conforma un enclave muy pintoresco en la curva que describe una hondonada boscosa. Poco antes de llegar a la fábrica de embutido que hay a continuación se toma un desvío a la derecha por el camino que nos conducirá durante unos 4 kilómetros hasta el paraje conocido como el Achóndite, un frondoso enclave de hayas y pinos asociado a la leyenda de una bruja expulsada de un aquelarre de Zugarramurdi que vino a refugiarse por estos lares. El camino hasta este punto, en excelente estado y siempre en suave ascenso, discurre entre bosques con algún claro a nuestra izquierda que deja ver a ratos el paisaje.
A partir del Achóndite, girando a la derecha, se inicia una dura ascensión de poco más de un kilómetro por un agreste camino boscoso que nos lleva hasta la pista forestal de Cerrauco tras describir un par de zig-zags. La pendiente es inclinada y hay que tirar de piernas y de riñón para salvar los casi 150 metros de desnivel que se ascienden en este corto pero endiablado tramo. Es la principal dificultad del itinerario, que discurre ahora llano por encima de los 1.400 metros de altitud. A estas alturas del año, es habitual que la pista tenga nieve y se tenga que circular por ella con la bicicleta, aunque si hay mucha habrá que olvidarse de continuar y retornar a casa por donde hemos venido. Si nos deja pasar, el trecho de dos kilómetros hasta llegar a Cerrauco se convierte en una divertida excursión y una lección de conducción sobre la nieve en la que hay que saber mantener el equilibrio para no caer.
Tras la visita a la explanada y la foto de rigor en su altiva cruz el descenso hacia El Rasillo se inicia por otro camino situado algo más abajo del que nos ha traído hasta este paraje. Menos transitado, hay que fijarse algo más para adivinar su trazada al principio, antes de que se introduzca en el pinar. A nuestra derecha quedan los chozos de pastores recuperados, uno en una pradera y el otro, de planta circular y pendiente de concluir el tejado en estas fechas, más oculto en el bosque. El camino enseguida incrementa su pendiente, lo que obliga a extremar la atención en el descenso durante un tramo que presenta además abundantes piedras sueltas. Hay que fijarse y conducir con cuidado la bicicleta hasta llegar a una curva a nuestra izquierda, en donde el firme vuelve a estar en mejores condiciones.
El recorrido nos ha devuelto nuevamente al Achóndite y su arroyo, desde donde retornamos al pueblo por el mismo camino que hemos subido, con una variante justo antes de llegar al casco urbano de la localidad. A la altura de la mentada fábrica o secadero de jamones sale un delicioso sendero que baja hasta el GR El Rasillo-Ortigosa sorteando pinos. Pura diversión a las puertas del pueblo, en donde podemos reconfortarnos con un caldito o un café con leche en cualquiera de sus establecimientos hosteleros.
NOTA: La excursión y fotos que dio lugar a esta ruta se realizó en noviembre del 2019, después de la primera nevada del otoño
Distancia: 14,5 kilómetros
Desnivel acumulado: 400 metros
Tiempo estimado: En torno a hora y media incluyendo una buena parada en Cerrauco
Avituallamiento: Si se requiere se puede coger agua en el arroyo del Achondite, en el kilómetro 5 de la ruta
Principales atractivos: El monte Cerrauco y las excelentes vistas que se divisan, los chozos situados en su ladera este, los bosques que se atraviesan
Nivel de dificultad: Moderado. Ruta corta y sin excesiva pendiente que circula en su mayor parte por caminos en buen estado. Si hay nieve se requiere un punto de esfuerzo y técnica adicional, pero el recorrido no presenta grandes dificultades. Los puntos más 'conflictivos' son la subida desde el Achondite a la pista de Cerrauco y un tramo corto en el descenso de Cerrauco al Achondite, empinado y algo pedregoso
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