Hayedos, aldeas y montañas de Ezcaray

El perfil revela un itinerario corto, pero duro por las subidas que hay que afrontar, como no podía de otra forma tratándose del entorno más montañoso de la región que corona el San Lorenzo a más de 2.200 metros de altitud. Su cima y otras próximas, como el Chilizarrias o La Cuña, conforman el techo de La Rioja que, dicho sea de paso, se contemplan magníficamente (si las nubes lo permiten) en el punto culminante de esta excursión, a unos 1.350 metros de altitud, en los prados de la zona conocida como Cuesta Narros. Es uno de los escasos puntos de esta ruta en los que se pedalea a cielo abierto con buenas vistas panorámicas, como lo es también el Collado de Sagastia, a 1.275 metros de altitud, otro de los hitos de nuestro recorrido. Y reseñables son igualmente otros enclaves en los que se divisa el valle del Oja, con Ezcaray y Ojacastro como principales referencias.

Y sería injusto describir esta ruta sin destacar el paso por un par de las muchas aldeas esparcidas por el entorno de Ezcaray. Se trata de la escondida y diminuta Uyarra y de la más conocida y poblada Turza, que muestra un caserío recuperado después de haber estado a punto de desaparecer. Una pena la ruina de su iglesia.

Bosques inmensos con las hayas como protagonistas, vistas de la Demanda y remotas aldeas son los principales alicientes que se encontrarán los ciclistas que se atrevan con este recorrido que en su aspecto físico y técnico se caracteriza por combinar caminos forestales con senderos, algunos inéditos que acaban de abrir los del club ciclista de localidad haciendo honor a su nombre. Hay subidas largas y llevaderas por pistas y también alguna rampa explosiva que nos pondrá a prueba, como la que escala por el término conocido como Sarrucia, en el que lo más normal sería echar un pie a tierra. Y agotador puede resultar también el sendero que asciende poco despúes de Turza buscando el camino que nos llevará hasta Sagastia.

El contrapunto a las subidas lo ponen los descensos por senderos como el que cae desde el cordal hacia Uyarra con alguna complicación empinada y pedregosa, pero asumible si se maneja bien la bicicleta. También en este epígrafe destaca la bajada por la umbría boscosa que corona los arroyos de Masarrina y San Pelayo. Son dos buenos momentos de diversión durante el recorrido, pero nada comparado con el enorme y magnífico sendero que se precipita por el barranco del río Sagastia desde los prados del collado hasta confluir con el camino del GR-93 en el arroyo de Turza. Se trata de una auténtica tirolina que discurre valle abajo entre hayas portentosas planteando retos al ciclista de vez en cuando: peraltes, algún tirabuzón, encajonamientos entre árboles, algún punto rocoso… pero que discurre en general rápida y divertida.

Un auténtico regalo que se estrena en esta edición de la marcha BTT de Ezcaray y que pone la guinda final a la ruta corta (en la larga también se incluye) para satisfacción de los aficionados a este deporte que tendrán un recuerdo memorable de este descenso. Por cierto, a la mitad de la bajada sorprende el impresionante rincón de las Tres Aguasy su preciosa fuente, en donde uno puede aprovisionarse de líquido o bien detenerse para admirar tan singular escenario antes de retomar nuevamente el sendero de bajada para desaparecer entre el bosque casi hasta llegar a Ezcaray. La oferta turística, de alojamientos y hostelería de la localidad está a la altura de su entorno natural. Quien va la primera vez suele repetir. Por cierto, los que acudan el día 27 a la marcha ciclista podrán reponer fuerzas con unas buenas patatas 'a la Demanda' que servirán los organizadores para que todos se vayan con un buen sabor de boca.

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