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Hoy vamos con una propuesta más adecuada para el tiempo lluvioso y otoñal propio de estas fechas. La ruta discurre casi en su totalidad por caminos en buen estado, incluso asfaltados, evitando senderos y terrenos embarrados en exceso. La lógica, el motivo que hila ... todo el recorrido, es visitar cuatro ermitas singulares situadas en tres poblaciones del entorno de Logroño: la Virgen de la Antigua, en Alberite; San Marcos o Santa Fe de Palazuelos y Santa María del Bueyo, en Albelda, y Santiago, en Clavijo. Cuatro construcciones que responden al patrón que cabe imaginar cuando a uno le hablan de una ermita. A saber: están situadas en lugares apartados de nucleos urbanos; son enclaves rodeados por lo general de bellos escenarios naturales que facilitan la conexión con lo sobrenatural y su arquitectura es modesta y humilde sin provocar estridencias en el entorno donde se ubican.
Las cuatro ermitas son los vértices de un itinerario de 36 kilometros de longitud que se pueden cubrir tranquilamente en una mañana de excursión deportiva, pero con un fuerte componente cultural, aunque solo sea para conocer un poco más del patrimonio y la historia de la vecindad de Logroño. La capital riojana es el punto de inicio de la ruta, que enfila por el Camino Viejo de Alberite con vistas hacia el sur, hacia un territorio por el que se transita durante dos horas y media. Enseguida nos plantamos en Alberite, cruzamos el Iregua por el puente de hierro y seguimos la Vía Romana durante un trecho antes de desviarnos a la izquierda entre huertas y frutales para remontar hasta la carretera LR-255. Seguimos por un camino asfaltado y enseguida nos plantamos en el ermita de La Antigua.
No es lo que tradicionalmente imaginamos como ermita, porque la construcción es completamente moderna, de líneas rectilíneas y muros de hormigón, aunque enseguida vemos que integra también un conjunto de arcos antiguos que configuran un excelente mirador sobre el valle del Iregua, sus choperas y sus fincas. La ermita tiene una pequeña sala con una pared acristalada desde la que se ve la Virgen a la que está dedicada. Aunque alejada de la concepción tradicional de lo que es una ermita, la construcción parece bien proporcionada y su diseño no chirría en la ladera donde se levanta. Un panel a la entrada nos ayudará a entender un poco mejor el edificio.
Los aficionados a la bicicleta de montaña pasamos decenas de veces junto a La Antigua al cabo del año buscando endurecer las piernas en el camino que sube en buscando las alturas del cerro y que enlaza con el Camino de la Soma. Ya arriba se divisa un panorama de campos de viñedo y cereal cayendo en suave pendiente desde Clavijo y sus montes, que cierran el cuadro al fondo con su silueta pétrea y de fuertes pendientes. Si es otoño, será inevitable parar para tomar unas fotografías con los viñedos encendidos en toda la gama de colores que van desde el verde hasta el rojo cobrizo pasando por toda la paleta de amarillos. Las viñas y alguna chopera dominan la mayor parte del tramo que nos va a llevar en suave subida hasta la siguiente ermita: Santa Fe de Palazuelos.
El templo es una pequeña maravilla románica del siglo XII, una gota de arte en un valle fresco de choperas, nogales y cereal situado bajo las peñas de Clavijo, que se contemplan bien desde este enclave. La construcción, dicen los entendidos, es el único edificio que sigue en pie de lo que fue la población de Palazuelos y en su jurisdicción pudo haberse desarrollado la famosa batalla de Clavijo, aunque este hecho nunca ha podido ser demostrado. En cualquier caso, el lugar es hoy un remanso de paz que únicamente se agita el 25 de abril, festividad de San Marcos, cuando los de Albelda suben en romería a pasar el día. Además tienen que hacerlo así, porque de lo contrario perderían la ermita, que pasaría a manos de Clavijo, tal y como quedó sellado entre ambas poblaciones en un acuerdo del año 1970 que puso fin a sus pleitos por la propiedad de la ermita.
Clavijo está a un tiro de piedra, pero para llegar no queda otra que encarar las fuertes pendientes que ascienden hasta la población del castillo, situada a casi 900 metros de altitud. Trepamos describiendo un par de curvas y tomamos luego el camino que avanza bajo la peña en dirección a la pista asfaltada que sube desde Albelda. Ya en el asfalto y con la peña a nuestra izquierda bien visible se asciende hasta el estanque y se pasa ante el cementerio y ermita Nuestra Señora de San Román. Enseguida se sube a lo alto de un cerro desde el que se divisa toda la población de Clavijo, los barrancos que caen hacia el río Leza entre afiladas paredes de roca y también el Monte Laturce y la ermita de Santiago, nuestro siguiente destino.
En el mundillo ciclista subir a la ermita de Santiago, (en realidad está catolgada como basílica) es una pequeña hazaña, una gesta deportiva que glorifica después de remontar hasta el promontorio épico donde se ubica. Se hace por una carretera estrecha de no más de un kilómetro de longitud pero que castiga con pendientes de porcentajes superiores al 15%. La recompensa es una magnífica postal de la zona, un panorama de barrancos y de las primeras montañas que dan inicio a los Cameros. La ermita, del siglo XVIII, no es tan entrañable como la de Palazuelos, pero el enclave es magnífico. En su interior guarda esculturas y cuadros dedicados a Santiago, que tuvo a bien aparecerse por estos pagos para derrotar a los ejércitos islámicos en plena Reconquista.
Este mirador situado en la ladera sur del Monte Laturce marca el punto culminante de la ruta. Se sitúa rozando los mil metros de altitud y desde aquí ya no queda sino descender buscando la localidad de Albelda. Primero caemos hacia Clavijo y atravesamos sus calles antes de tomar la pista asfaltada que nos va a llevar hasta la localidad del Iregua. El itinerario avanza primero llaneando por una carretera que se asoma a la derecha hacia el valle del Ebro. Enseguida nos plantamos en un cruce de caminos situado en un portillo desde el que comienza un rápido descenso hasta Albelda, siempre por asfalto. El municipio, que cuenta entre sus vecinos al medallista olímpico de XCO, Carlos Coloma, se atraviesa en dirección al Iregua antes de salir a la carretera LR-256 por el frontón y las piscinas. Desde este punto se avanza unos metros y se toma un camino a la derecha que discurre por la margen izquierda del Iregua antes de llegar por terreno ya completamente llano a la siguiente ermita: Nuestra Señora del Bueyo.
Del templo románico primigenio solo queda hoy el ábside, rodeado además por el vallado de un chalé que impide su contemplación completa. Una pena. El ábside sigue cumpliendo su función religiosa integrado en la nueva ermita, cuya construcción es tradicional, pero moderna (1945) y sin gran interés. Del antiguo poblado tampoco queda nada. Lujosos chalés, huertas y alguna casa agrícola se alternan en torno a la ermita en este punto de la ribera del Iregua en el que destacan en esta época choperas encendidas con los colores del otoño. Las arboledas y las fincas ribereñas son las notas dominantes en el paisaje durante el trecho que resta hasta Logroño, cuyo perfil llano invita a un pedaleo relajado.
Distancia: 36 kilómetros
Desnivel acumulado: 670 metros
Duración aproximada: Entre 2 horas y media y 3 horas
Avituallamiento: En Clavijo hay fuentes y bar (abre a media mañana). También se puede repostar en Albelda y Alberite.
Principales atractivos: Las cuatro ermitas que se visitan (La Antigua, Santa Fe de Palazuelos, Santiago y Nuestra Señora del Bueyo), además de los enclaves donde se ubican, especialmente Santiago. Vista estupendas de todo el entorno de Clavijo
Nivel de dificultad: Moderado. La ruta discurre en su casi totalidad por caminos agrícolas, algunos asfaltados. Hay fuertes subidas antes de Clavijo y una dura rampa final para subir a la ermita de Santiago.
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