La Rioja desde el León Dormido
Rutas en BTT ·
Aunque situado en Navarra, el León Dormido se asoma a La Rioja para ofrecernos una postal panorámica de toda la región, desde el San Lorenzo hasta el Moncayo. Si no has subido aún, ya estás tardandoSecciones
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Aunque situado en Navarra, el León Dormido se asoma a La Rioja para ofrecernos una postal panorámica de toda la región, desde el San Lorenzo hasta el Moncayo. Si no has subido aún, ya estás tardandoImponente sobre el valle del Ebro, con su perfil característico, el León Dormido ha sido siempre un destino apetecible para todos los que divisamos su prominente silueta rocosa desde las honduras del río ibérico. Es un enclave muy socorrido para realizar una excursión mañanera, ... ya sea subiendo en coche; a pie desde Meano o Lapoblación; o bien en bicicleta, tanto de carretera como de montaña, desde Logroño o cualquier otra localidad cercana. Como lo nuestro es la BTT, optamos por esta última solución para encaramarnos hasta los pies de este peñasco calcáreo y divisar una amplia panorámica de toda La Rioja, sin duda la principal virtud de esta ruta, aunque no la única. Pedalear entre el hayedo de su cara norte es otro gran aliciente, como también lo son las bellas estampas de viñedos recortados contra las paredes rocosas de la Sierra de Cantabria, omnipresente durante toda la subida como fondo de una postal típica de la comarca.
Punto habitual de reunión de la comunidad ciclista logroñesa, los Fielatos del Puente de Piedra, en la salida de Logroño hacia Oyón, es el origen de esta ruta, que enseguida se introduce por el llamado Camino del Plano buscando las espaldas del monte El Corvo para coger la pista que asciende en dirección sur-norte por el barranco de Formosa. Se trata de un camino en muy buen estado, que discurre por una vaguada amplia en la que el viñedo es cultivo casi único. Se va ganado altura de forma muy progresiva hasta que hacia el kilómetro 10,5 el camino de grava cambia a asfalto para encarar la primera subida empinada de la ruta, de un kilómetro aproximadamente y una rampa final del 14%.
La contrapartida al esfuerzo llega arriba. Hemos salido del barranco y nos asomamos ahora a una meseta con visión panorámica sobre el mar de viñedosque se extienden desde Lanciego a Yécora, con la Sierra de Cantabria, ahora mucho más presente, cerrando el cuadro al norte. Otros dos kilómetros de camino asfaltado y el paisaje empieza a cambiar, con los primeros bosquetes de carrasca y matorral meditérraneo en pedientes que hacen inviable cualquier cultivo. Estamos a un paso de Viñaspre, preciosa localidad de piedemonte serrano que corona el vallecito por el que subimos. Tras otra sufrida rampa, aunque también asfaltada, entramos en el pueblo y visitamos su plaza e iglesia de la Asunción, con mirador hacia el valle por el que hemos llegado y buena parte de Rioja Alavesa. Recomendable es también una visita a la fuente del Lugar, de origen medieval, situada en la entrada desde Lanciego, en donde se puede recargar el bidón con aguas ancestrales.
Tras la breve parada de Viñaspre, salimos por la carretera de Yécora y nada más abandonar el pueblo tomamos un desvío a la izquierda que sube empinado hacia el norte. Es otro camino rural asfaltado que nos eleva, entre viñedos de altura y carrascas, hasta el Alto del Chato. Estamos a unos 700 metros de altitud y la muralla rocosa de la sierra es ya omnipresente. La orografía cambia radicalmente y el paisaje también. Allí donde es posible el cultivo, el cereal ha sustituido a la viña y las masas de bosque empiezan a predominar en las pendientes cada vez más empinadas que ascienden hacia la montaña. El caserío de Kripan está a un tiro de piedra, pero no llegamos a tocarlo. La ruta se desvía a la derecha por un camino que sigue ascendiendo hasta llegar a un promontorio desde el que se divisa imponente la pared oeste del León Dormido. La estampa conlleva una nueva paradita para tomar nuevas fotografías antes de realizar un breve descenso que nos deposita en el arroyo de Vallarmen.
Hemos cruzado de Álava a Navarra y encaramos ahora la principal ascensión de la jornada, con una prolongada subida que nos lleva a la carretera de Meano, primero, y después a Lapoblación, también por la carretera, ya bajo los peñas del León Dormido. Imprescindible la parada en la plaza de la localidad para admirar la bella portada de inicios del gótico (siglo XIII) de la iglesia de la Asunción. Hay también fuente y desde cualquier rincón del pueblo nos podemos asomar al sur para contemplar el valle del Ebro hasta donde alcanza la vista. Esta misma panorámica o quizás algo mejor se puede lograr un poco más arriba, en el portillo rocoso de La Aldea, a mil metros de altitud. Lo que se ve desde aquí bien puede valer como una auténtica clase de geografía al natural en la que se entiende de un plumazo cómo es La Rioja. Ningún libro podría enseñar mejor a los riojanos cómo es el relieve de su región.
Las vistas desde Lapoblación son la mayor recompensa de esta ruta, que prosigue ahora para mostrarnos otro de sus tesoros: el hayedo de la cara norte del León Dormido. El bosque se alcanza tras sortear un tramito de sendero en subida con alguna complicación técnica, pero muy breve. Enseguida atravesamos la espléndida masa boscosa, que se aprovecha de los vientos cargados de humedad que llegan desde el Cantábrico hasta estas latitudes. Tras disfrutar del hayedo durante dos kilómetros por un buen camino el recorrido nos interna en otro sendero para trazar una curva en la que conviene descabalgar de la bici si no se dispone de suficiente habilidad técnica para sortear los tocones de piedra caliza que salen al paso. Son apenas 100 metros antes de que el sendero vuelva a ser perfectamente ciclable mientras surca un bosquete de robles en dirección oeste buscando de nuevo Lapoblación.
Completada nuestra pequeña excursión circular al León Dormido ya solo queda retornar a Logroño, que se aprecia difuso en el fondo del valle. La salida desde Lapoblación se realiza por un camino pedregoso que parte justo debajo del pueblo y que pasa por una antigua fuente (a falta de un nombre mejor la llaman de Abajo). Tras un corto tramo de piedras, el camino enseguida enlaza con otro en mejor estado que nos introducirá nuevamente entre campos de cereal primero y vaguadas repletas de viñedos después, ahora ya sin distraernos demasiado en un rápido descenso que nos deja en la localidad de Oyón. Aquí tomamos el camino hacia Logroño, que nos devolverá de nuevo al Puente de Piedra tras recorrer las tierras riojanoalavesas y navarras más próximas a la capital riojana.
Longitud: 44,8 kilómetros
Desnivel acumulado: 816 metros
Tiempo estimado: Entre 3 y 3.30 horas
Avituallamiento: Se puede recargar agua en las fuentes de Viñaspre Meano y Lapoblación.
Principales atractivos: Las vistas desde Lapoblación y el puerto de La Aldea sobre el valle del Ebro y toda la montaña riojana, desde el San Lorenzo hasta Sierra La Hez. También es recomendable el paso por el hayedo de la cara norte del León Dormido. Los pueblos de Viñaspre, Meano y Lapoblación.
Nivel de dificultad: Moderado. La ruta discurre casi siempre por caminos en buen estado o asfaltados. Las dificultades principales son los repechos duros del final, entre Viñaspre y Meano. También hay un par de tramitos de sendero con alguna complicación técnica en la que es conveniente descabalgar si no se dispone de buenas habilidades técnicas. Son apenas 200 metros entre los dos tramos que se pueden realizar andando sin ninguna dificultad.
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