Un ciclista único y de cabeza

A Coloma se le recordará siempre por su peculiar manera de celebrar su medalla de bronce en los Juegos de Río de Janeiro. Aquel 21 de agosto del 2016 rompió todos los pronósticos salvo los suyos, porque las olimpiadas siempre han sido su gran objetivo desde que rompió a llorar por su ausencia en Atenas 2004. Quedarse con el gesto de la celebración en Río es la anécdota, porque si por algo destaca el ciclista de Albelda de Iregua es por su cabeza. Muy bien amueblada. Tiene las ideas claras, sabe lo que quiere hacer y, además, tiene un don para la nueva comunicación que le distingue del resto.

Esa cabeza le ha convencido por fin de que era el momento, aunque se resistía. Tokyo es su sueño y allí estará, pero no sobre la bicicleta. El aplazamiento de los Juegos fue un duro golpe. «Carlos, déjalo ya», le decían, pero es un tipo de cabeza dura. Entrenar, competir, dar forma a un equipo, fichar ciclistas, negociar con los patrocinadores, conseguir el presupuesto necesario,… demasiado. Seguir con 39 años en competición o apuntalar con 39 años un proyecto del que espera disfrutar muchos años. Esa era la disyuntiva y Carlos, que ha competido con lo puesto durante muchos años, ha optado por el futuro con la base de su intenso pasado. No se ha quedado en él, intentando vivir de recuerdos.

Colo, como le llaman cariñosamente sus pupilos, ha cambiado la bicicleta de montaña en este país. Es un pionero en la manera de comunicar, un trabajador incansable que desde que fundó su equipo sabía que sin acercarse al aficionado no hay presente ni futuro. Se va con una medalla olímpica, dos en el Mundial, tres en los europeos, seis títulos del Open de España, dos medallas de oro en el Nacional Absoluto, con veintiuna temporadas en la Copa del Mundo de manera ininterrumpida y con la sensación, la que deja, de que en la bicicleta de montaña hay un antes y después a su irrupción. Pero se va con una idea clara de su futuro. Su proyecto más inmediato se llama Rocío García, porque entre ellos hay una complicidad muy especial, pero también David Valero, Pablo Rodríguez y todo un equipo que está detrás. Se dedicará al 100% a trabajar en la mejora del rendimiento de su equipo, en sacar adelante el equipo satélite recién creado, a su escuela para niños,… entre otros proyectos.

Su abuelo Doro, con el que ha ido quemando etapas hasta su fallecimiento, sigue siendo el abuelo más orgulloso de su nieto y viceversa. Es normal, pues hasta la fecha es el único deportista riojano con una medalla olímpica en una disciplina individual, sin olvidar la singularidad de nuestros pelotaris en Barcelona'92. Quizá en breve y con más cuerpo de despacho le puede sacar de punto por los caminos de Albelda, Nalda, Cameros,etc… aunque no lo creo. Disfrutaremos de una charla inteligente. Dice adiós un ciclista (no me gusta 'rider' como otros tantos anglicismos) único cuya fuerza reside en su cabeza.