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MIGUEL NAFARRATE
Lunes, 6 de abril 2015, 23:29
A Tanis Puellas, 'Cubillo' o 'Cudillo', según quien lo diga, se le ocurrió un buen día trasladar al hierro un velocípedo de madera que yacía roído por la carcoma en el fondo del taller donde trabajaba. De aquel artilugio primigenio calcó una réplica metálica que, ... con el paso de los años, llegó a convertirse en seña de identidad de Cenicero por estar siempre presente en fiestas y saraos.
Incluso Federico Martín Bahamontes ocupó su sillín unos minutos en una visita que realizó a la localidad vinatera en 1960. Estaba el toledano en la cresta de la ola del deporte internacional. El primer español que ganaba un Tour (1959) y rendía visita a Cenicero producto de la invitación de los amigos del Bar Bilbao, auténtico cocedero del ciclismo en Logroño y que exhibía en sus pizarras los pasos por las metas volantes y puertos de montaña del Tour después de escucharlo por la radio.
La bodega de José María Pascual fue el escenario de esta fantástica fotografía que forma parte de la historia de Cenicero y que puede verse en el bar Olano. Teo Martínez, fotógrafo apasionado del ciclismo, fue el encargado de retratar el cuadro e inmortalizar una escena que forma parte de la vida cenicerense. Bahamontes tampoco lo olvida. Mente ágil y fresca a los 87 años y que pregunta: «¿Cómo están esos muchachos? Dales recuerdos y pregúntale al dueño si la vende para mi museo». Muchos faltan en esta imagen, como el propio Cubillo, que fue el que puso, como siempre, la chispa con su fantástica bicicleta de rueda grande fabricada a ratos y de la que pende un cencerro para avisar a viandantes de que corren tanto o menos riesgo que el piloto a esa altura.
José Ignacio Puellas, amante del ciclismo, es el hijo de Cubillo, saca un rato para exhibir el artilugio que un día construyó su padre. Visita a su madre y juntos dan un repaso al álbum familiar de fotos. La bicicleta aparece en muchas imágenes, como no podía ser de otra manera.
José Ignacio le echa valor y se monta en la bicicleta para dar un paseo corto, pero que viene a poner de relieve que todavía funciona el cachivache para deleite del vecindario, que al verle pasar, no puede evitar el comentario alborozado: «¡La bici de Cubillo!, ¡la bici de Cubillo!».
Cenicero va a celebrar el próximo mes de junio (del 5 al 7) su primera cita con la carrera L'Eroica, una prueba que está a caballo entre el deporte y la fiesta y que pone de relieve el esfuerzo de los pioneros del ciclismo. La imagen de Teo enlaza con esta idea, aunque la bici de Cubillo estará de manera testimonial. Moverla y manejarla exige un esfuerzo y habilidad especial. Pero como es de esperar, en cuanto empiece el barullo la bicicleta de Cubillo estará rodando por allí para alborozo del personal.
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