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Cuesta abajo, sin frenos y con el motor averiado. El Grafometal Sporting La Rioja parece un equipo condenado ya al descenso. Y todavía le saca ... cuatro puntos al farolillo rojo. Pero el riojano parece un equipo desolado, sin respuestas y sin capacidad de competir, algo a lo que estaba acostumbrado unos meses atrás. Este sábado el Rocasa Gran Canaria le sacó los colores (27-13) a un bloque que necesita un cambio drástico de timón si no quiere regresar a la División de Honor Oro.
El primer tiempo del Sporting fue un absoluto desastre, un equipo hundido, sin ideas, sin defensa ni respuestas. Pero lo peor, el conjunto riojano, falto de ritmo, dio en territorio canario la imagen de un equipo sin alma, sin ganas de luchar para revertir una situación que empeora partido a partido. Y si al término de esos primeros treinta minutos el marcador reflejaba un 15-5 favorable para las de casa fue por las paradas de Geandra Rodrigues.
Rocasa Gran Canaria
Guerra, Navarro, Falcón (3), Sundholm, Rodríguez (2), Lang (2), González (1), Da Silva, Guerra, López (4), Dos Santos, Zaldúa (2), Ramírez (1), Medina (1), Oliveira (3), Poles (7) y Bayonas.
27
-
13
Grafometal
Geandra, Larrayoz, Lozano (1), Lorena (2), Benítez (3), Lewandoski, Alba Sánchez, Tavares (1), Morales (1), Moles, Novovic (3), Blanco (1), Carla Rivas, González (1), Ederra y Loscos.
Parciales: 3-1, 6-1, 8-3, 10-3, 12-5 y 15-5 (descanso). 17-6, 19-7, 19-8, 20-8, 23-10 y 27-13 (final).
Árbitros: San Emeterio y Ariño. Excluyeron a la local Dos Santos y a la jugadora del Sporting Loscos.
El conjunto logroñés comparecía en Gran Canaria sabiendo que el Morvedre y el Beti Onak habían ganado sus partidos frente al Caja Rural de Valladolid y el Granollers, respectivamente. Más presión para una plantilla rota, huérfana de una referente que les pueda guiar en los malos momentos y con algunas de sus componentes viviendo en el total de los ostracismos.
Tras el paso por vestuarios el Grafometal metió algo más de intensidad. Fácil era mejorar el desastre de la primera parte. Era consciente el equipo logroñés que el de este sábado era un partido que no era de su liga. Solo servía el choque en Gran Canaria para ganar confianza, mostrar competitividad y rearmarse para lo importante, que es luchar por la permanencia sin caer al descenso directo que está a cuatro puntos.
Mejoró el Sporting, pero no lo suficiente porque el Rocasa, con el partido sentenciado desde la primera parte, no quiso hacer más daño: rotó a sus jugadoras y no sufrió más de lo necesario para mantener a raya a un conjunto riojano que siguió mostrando agujeros en el centro de la retaguardia y que trató de darle más ritmo al partido. Porque todavía tiene orgullo y calidad el equipo, aunque necesite recostarse en el diván para sacudirse la depresión que le asola.
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