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En cámara lenta. Porque el desastre se intuía desde el principio. El Ciudad de Logroño naufragó en Cangas de Morrazo, pero no en su puerto, sino en O Gatañal, donde llegó en cuadro por las importantes bajas de último momento por gastroenteritis como el de ... su central Agustín Casado. No era el día y ni siquiera el gran papel de Jorge Pérez bajo palos y la efectividad anotadora de Alex Rubiño impidieron que el bloque gallego se impusiera para acabar la primera vuelta a dos puntos de los riojanos.
El partido se inició con un ritmo lento, que llegó a ser exasperante, muy lejos al que acostumbra imprimir el Ciudad de Logroño. Pero con Casado fuera de circulación, y con ambos porteros, Ismael El Korchi y Ernesto Goñi afectados, el equipo no carburó. Y fue precisamente Jorge Pérez, junto al central madrileño, que puso mucho pundonor ante la adversidad, los que dieron la cara en esa primera parte en cámara lenta.
El Cangas del Morrazo estaba encantado de jugar al ritmo propuesto por los riojanos, que comenzaron adelantándose en el marcador a través del extremo. Pero al 0-3 inicial y justo cuando Nacho Moyano iba a solicitar su primer tiempo muerto reaccionó el cuadro gallego y emparejó las cosas poco después de cruzar el décimo minuto de juego. A partir de entonces, y soportando tres exclusiones, el partido se tornó en un toma y daca en el que el conjunto de la ría de Vigo sacó mayor rédito, sobre todo por tener fondo de armario en el banquillo.
No parecía un partido de balonmano moderno. Lo de O Gatañal se asemejaba más a un juego de mesa de una tarde de domingo lluvioso. Y así, en 'slow motion' se llegó al descanso con el resultado ajustado (12-11) que iba a beneficiar al más inteligente.
Salió dormido el Ciudad de Logroño tras el descanso y el Cangas aprovechó el estado 'groggy' de su adversario para abrir un hueco de cinco goles (17-12) que a la postre iba a ser decisivo. Varios errores en la transición y en el ataque posicional permitieron que los locales cogieran el timón del encuentro.
Las paradas de Jorge Pérez y el cañón de Leo Dutra permitieron a los riojanos achicar aguas a doce minutos del final (22-20). Velasco ordenó entonces un 5-1 que no acabó de atascar a los de Moyano, que mantuvieron su ritmo de goles y supieron aguantar la presión de los franjivino.
Todo sucedía en una espesura incómoda, en la que el Cangas se mueve como pez en el agua. El partido se puso bronco, Dutra marcó un tanto con el balón estrellándose en la cara de Javi Díaz, y en medio del desorden los locales continuaron comandando el resultado y la sensación de que no había nada más que hacer. El miércoles el conjunto riojano se podrá vengar. Eso sí, por la Copa del Rey, que la primera vuelta ya ha quedado lista para sentencia.
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