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Sin sufrimiento no hay premio. El Ciudad de Logroño lo tiene absolutamente comprobado. Pese al dolor de las lesiones y la zozobra de los resultados inciertos, los riojanos saben padecer y ganar. Lo hicieron ante en Nexe, lo repitieron ante el Puente Genil.
Era día ... para volver a cogerle el tono a la competición local tras la gran victoria entre semana en Europa. El rival era de los apetecibles, de la zona baja, y el lugar, el más adecuado, el Palacio de los Deportes, ante su afición. Era el momento, de romper la mala racha también en la Asobal y refrendar la mejoría y, sobre todo, de aplicar el baño de optimismo logrado entre semana al torneo doméstico.
Lo ideal, comenzar bien, coger una distancia interesante, gestionarla bien y mantener la concentración hasta el final para evitar disgustos previos como los sufridos ante Sinfín en tierras cántabras y contra el Ademar en el anterior choque como local.
Y no pudo empezar mejor el choque, con un penalti parado por Jorge Pérez en la primera acción. Después, gol de Moreira en el ataque franjivino y nueva parada del cancerbero aragonés. Buena puesta en escena.
Pero no estaba el duelo para disfrutarlo sino para sufrirlo. No andaba sobrado de lucidez ofensiva el Logroño en ataque y solo encontraba con cierta facilidad la meta rival cuando se podían permitir correr, por medio de Rubiño, y de Casado en la segunda oleada. Para colmo de males, en el minuto 13 llegó otra mala noticia para Miguel Ángel Velasco con la lesión de tobillo de Edu Cadarso.
Ciudad de Logroño
33
-
30
Puente Genil
Jornada 20 (05-03-2022)
Partido disputado en el Palacio de los Deportes ante unos 800 espectadores.
Árbitros: Luis Ignacio Colmenero y Víctor Rollán.
No corría el Puente Genil, pero estaba más que correcto en estático y Álvaro de Hita echaba el cierre a su portería. No tenía suerte el cuadro franjivino. De hecho, cerró la primera parte con dos lanzamientos claros que se encontraron con el meta visitante y una contra que dio su máxima ventaja a los cordobeses (14-16).
Tomó los mandos tras el descanso el comandante Casado y, con tres goles consecutivos y cinco de los seis primeros de los suyos, devolvió la iniciativa a los franjivino. Salió el Logroño con otra cara, otra intensidad. Adelante y atrás. Y llegó la lógica al Palacio. Si eres mejor y superas en ritmo y juego a tu rival, ganas.
Suena fácil, pero no lo es. Porque el Puente Genil vive en la angustia de la zona baja y necesita morder y alimentar su cuenta de puntos en cuanto le dejan la mínima ocasión. Falló Rubiño la ocasión de poner cuatro por delante a los riojanos. Falló y los andaluces intentaron rascar en la confianza local y despertar los fantasmas de Ademar. 22-22.
Se sucedieron las igualadas. Apuntaba a nuevo final de infarto. Uno más. Tocaba ver si salía cara o cruz.
Y, cuando no hay lucidez, el Logroño sabe tirar de defensa. Y en eso (y en la presión del resultado del Puente Genil) se apoyaron los franjivino para estirarse hasta una renta máxima de cuatro goles (33-29) ya definitiva para volver a sumar en Asobal.
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