El Logroño no gestiona su fatiga y se aleja de Europa

No está bien el Ciudad de Logroño. El último aislamiento y la baja de Antonio Serradilla le dejó realmente tocado. Y eso se percibió al poco de iniciarse el encuentro en un pabellón que no se le da bien y ante un equipo, el Frigoríficos Morrazo, acostumbrado a matar gigantes. Desde este domingo, el Logroño se suma al Ademar y al Bidasoa, equipos que cayeron bajo las garras de los gallegos, que celebraron el empate como un triunfo. Cada punto vale oro en la zona baja.

De menos a más, los franjivino se fueron rearmando en la primera parte. Comenzó golpeando el Cangas de Morrazo, un equipo que año tras año vive al filo del descenso. Los gallegos están acostumbrados a llegar a estas instancias con la soga al cuello y se le vio más cómodo al bloque de Nacho Moyano en esos primeros parciales. Más tranquilo, sabiendo gestionar esos nervios. De hecho, aprovechando una exclusión de Edu Cadarso, el mejor franjivino en esos primeros treinta minutos, el Cangas abrió el primer hueco del partido (5-3, minuto 10).

En su afán por no quemar las naves rápidamente, como ocurrió el miércoles ante el Ademar, Velasco intentó dosificar a los suyos. Retiró a Erik Balenciaga, uno de los hombres que más han acusado el confinamiento, para colocar al mayor de los Cadarso a comandar la nave junto a Agustín Casado. Por aquel entonces, el Ciudad de Logroño llegaba al gol a través del extremo, mientras que el Cangas hacía daño con el pivote.

Esto obligó a Velasco a cambiar y colocar a Delcio Pina en el centro de la defensa junto a Sánchez-Migallón. El plan le salió bien al segoviano: Jorge Pérez empezó a parar balones y el equipo riojano consiguió empatar (6-6) antes del cuarto de hora. Y cinco minutos después, y merced a un fly cocinado entre Ceretta y Edu Cadarso, los franjivino se pusieron al frente del encuentro.

Pero el Cangas iba a presentar batalla. Después del descanso -al que se llegó con 13-14 en el marcador-, los de la ría de Vigo pusieron una marcha más y el Ciudad de Logroño se tuvo que agarrar a lo que podían ofrecer Casado y Moreira.

Pese a coger alguna ventaja que llegó a ser de dos tantos, el conjunto riojano no supo abrir más el hueco y el Cangas siguió a lo suyo como un martillo pilón gracias al lanzamiento de David Iglesias, a una potente defensa y a la experiencia de Dani Cerqueira en ambos seis metros.

Otro veterano, Muratovic, apareció en los minutos decisivos: dos goles suyos pusieron al equipo pontevedrés a comandar el marcador (23-22, minuto 56). El Logroño estaba a merced del Cangas, que a un minuto y medio ganaba por dos goles. Pero decidió no rendirse: en un último minuto loco, Casado marcó a 15 segundos para ganar, pero el equipo no replegó rápido y Cerqueira acabó empatando para alejar a los franjivino de la Copa EHF.