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La necesidad puede llevar a dos caminos. Uno hacia arriba, otro cuesta abajo. En el primero las penurias se utilizan como incentivo para salir adelante. ... En la senda contraria, las urgencias se transformas en piedras que cargan una mochila de la que es cada vez más difícil desprenderse. Y este viernes, en Huesca, estaba por ver cuál de los dos contendientes cogía un camino u otro. Y es que si el Ciudad de Logroño marchaba en un viaje sin el premio del triunfo que ya duraba desde finales de octubre, el Huesca afrontaba el encuentro desde la inquietante última posición de la clasificación de la Asobal.
Y fue el equipo de Miguel Velasco el que sacó tajada de las penurias del rival. Ganó (28-32). Y pese a que le faltó constancia como para tener un último tercio del partido más tranquilo, supo evitar problemas y nervios de última hora. Respiran los franjivino y hunden un poquito más al colista.
Al minuto de juego se dio una jugada que pudo marcar el enfrentamiento. En uno de los primeros ataques oscenses, el balón golpeó con dureza en el rostro de Xavi Ledo, en una acción que acabó en siete metros, y dejó grogui al cancerbero gallego. Entró en su lugar Salim Mezaza, que se estrenó deteniendo la pena máxima. Fue la primera parada en una actuación brillante del joven guardameta argelino. Cierto es que en la portería contraria respondía de igual manera Dani Arguillas.
Tras romper a sudar, el Logroño tomó los mandos y en el minuto dieciocho Zarzuela ponía la primera renta importante para los franjivino (8-11). Pidió tiempo muerto Nolasco y frenó la sangría oscense. Pero si Pergel daba calidad a la línea exterior en la primera parte del partido, Javi García tomó el relevo encontrando la red con regularidad desde el pivote. Se marchaba el cuadro franjivino con una mínima ventaja al vestuario en un duelo que, con tanto en juego todavía a estas alturas de la temporada, daba la sensación de que iba a decidirse en los minutos finales.
Y el Huesca salió con esa intención. Ante un Logroño adormilado, de nuevo con un Arguillas estelar, dio la vuelta al marcador y puso un preocupante 19-17. Para arriba los locales, para abajo los franjivino.
No iban bien las cosas para los de Velasco pero, cuando peor era la situación, surgió un Ledo que había retornado a la portería tras el descanso. Cuatro goles seguidos y de nuevo por delante (19-21).
Pero aquí nadie se rendía... y ninguno lograba la estabilidad como para asentarse a los mandos del trascendental duelo. Al menos, parecía que el Logroño no se dejaba doblegar a base de contragoles, de un iluminado Javi García y de Cadarso. Llegaban los minutos decisivos y los visitantes volvieron a poner la máxima (24-28).
Le faltaba un último tirón al Logroño para sentenciar. Pero a los de Nolasco no se les podía negar al menos la fe para no darse por vencidos. Volvió a aparecer el muro de Ledo y, ahora sí, los franjivino cerraron el triunfo (26-32). Quedaban cuatro minutos. Tocaba disfrutar, por fin, más de un mes después.
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