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Solo una victoria más. No es una obsesión de su entrenador, pero si el Ciudad de Logroño vence el martes en Granollers, sacará su billete para disputar la Copa Asobal, algo que pocos creían en el inicio de Liga, cuando las dudas eran más ... que las certezas de un equipo que ha ido de menos a más y que se ha consolidado en la lucha por las plazas europeas un año más. Todo esto después de acreditar un triunfo más, esta vez ante un correoso Atlético Valladolid, que batalló con las armas que tenía hasta el final. Sin la regularidad habitual que ha cautivado a su afición, los franjivino supieron siempre mantener a raya a su adversario para obtener el octavo triunfo consecutivo que le permite mantener, una semana más, la tercera plaza liguera.
El Ciudad de Logroño comenzó muy serio el encuentro. Sobre todo en defensa. La retaguardia absorbió el peso del partido en esos minutos iniciales, anulando cada ataque de un Atlético Valladolid que salió a la pista adormilado. Y esas recuperaciones se tradujeron en goles fáciles para un equipo franjivino que salió de inicio con Lazar Kukic cubriendo la parcela del lateral derecho para darle un descanso a un Imanol Garciandia que se ha quedado solo ante el peligro con la lesión de Gabriel Ceretta. En esta fase, brilló la tarea del extremo izquierdo italiano Gianluca Dapiran, que en nueve minutos marcó nada menos que cinco goles, uno de ellos desde los siete metros.
Ciudad de Logroño
Sergey Hernández (p), Dapirán (7, 3p), Balenciaga (4), Kusan (5), Scott (1), Kukic (3), Hackbarth (6), Jorge López (p), Sánchez Migallón (1p), Ligetvari, Moreira, Garciandia (5) y David Cadarso.
32
-
28
Atlético Valladolid
César Pérez (p), Nicolás López, Roberto Pérez (1), Robin Dourte (3), Miguel Camino (5), Manuel García (2), Víctor Rodríguez (1), Francisco Cepeda (p), Diego Camino (5), Roberto Turrado, Adrián Fernández (3,2p), Arthur Patrianova (5), Álvaro Martínez (2), Miguel Martínez (1) y Diego Pérez.
marcador cada cinco minutos: 3-2, 7-3, 9-8, 11-9, 13-11, 16-13 (descanso), 20-14, 21-15, 24-19, 29-22, 31-25 y 32-28 (final).
árbitros Jordi Ausás y Miguel Florenza. Expulsaron con tarjeta roja al visitante Nicolás López, al ser excluido en tres ocasiones. Excluyeron dos minutos a los locales Sánchez Migallón (2), Dapirán y Kusan; y a los visitantes Adrián Fernández, Diego Pérez y Víctor Rodríguez.
Todo lo que el BM Logroño tocaba se convertía en oro, tanto en ataque como en defensa. Sin embargo, de pronto todo cambió con una exclusión de Kule Kusan en el minuto 11. El Atlético Valladolid se activó, Diego Camino empezó a ver grietas en la retaguardia local, César Pérez empezó a tocar balones y el Recoletas fue reduciendo una diferencia que había sido de cinco goles (7-2). En cinco minutos, los de Óscar Ollero se habían metido otra vez en partido. A partir de entonces, todo fue distinto, la táctica le ganó al corazón.
El ritmo del encuentro cambió, los ataques fueron más largos, y cada balón valía su peso en goles. Pese a todo, el Ciudad de Logroño supo mantener a su rival a dos y tres goles de distancia para irse al descanso con cierto alivio (16-13) y dejar un partido abierto a cualquier cosa.
Pero el Ciudad de Logroño no dejó ninguna duda y machacó a su adversario justo después del paso por vestuarios. Un demoledor parcial de 4-0 prácticamente sentenció el encuentro (20-14). O eso parecía, porque el Recoletas se resistía a caer de rodillas tan temprano. Con Diego Camino otra vez como guía del conjunto pucelano, el equipo azulón, este sábado de negro, limó tres goles y aunque a una distancia prudencial de tres y cuatro goles, continuó batallando, rehusando a claudicar ante un equipo que está madurando partido a partido.
El Ciudad de Logroño, que este sábado pudo dar algo de descanso a Imanol Garciandia, Tomás Moreira y Patrik Ligetvari, crece como equipo en cada encuentro. Pese a cometer errores, sabe controlar los encuentros. Como este sábado, que cada vez que el Atlético Valladolid le respiraba cerca apretaba su defensa y se exprimía al máximo en ataque para abrir un hueco más grande que el anterior. En este sentido, Erik Balenciaga se ha convertido en pieza clave para manejar esos tiempos, para saber cuándo atacar con el pivote, con un uno contra uno o soltarle el balón a la primera línea.
Y este sábado, sin brillar como contra el Bidasoa, no fue la excepción. Balenciaga manejó los hilos del ataque y Sánchez-Migallón se encargó de cerrar la persiana de la retaguardia. Eso sin contar con la aportación de Sergey Hernández bajo palos, con más de una docena de intervenciones. Un equipo.
Así, el equipo franjivino llegó a los minutos finales con el choque sentenciado. Esto permitió a Miguel Ángel Velasco a poner en pista a los más jóvenes como el portero Jorge Pérez, el extremo zurdo Edu Ortiz y David Cadarso en el lateral derecho. Premio también para los chavales que día a día crecen a la misma velocidad que el resto del equipo. Con el triunfo de ayer, el Logroño alcanzó los 22 puntos (3 más que en la primera vuelta del pasado curso) y se acercan a la Copa Asobal.
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