El franjivino Delcio Pina viajó a Egipto con toda la ilusión de quien acude a su primer Mundial de balonmano. Pero todo se torció rápidamente. De la euforia a la desesperación y en el camino la ilusión quedó hecha trizas. Porque desde que la ... selección de Cabo Verde puso pie en tierras egipcias el COVID-19 irrumpió de lleno dentro de la plantilla del archipiélago africano.
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La selección del lateral del Ciudad de Logroño jugó un solo partido, frente a la Hungría de Pedro Rodríguez, que ganó el bloque magiar por 34-27, y en el que Pina marcó dos goles. A partir de entonces, el coronavirus obligó a la excolonia portuguesa a abandonar el primer Mundial de su historia. Y uno de los jugadores contagiados fue Delcio Pina.
Desde entonces, el primera línea del Ciudad de Logroño vive un calvario, encerrado en una habitación de un hotel de las afueras de El Cairo, sin contacto con absolutamente nadie salvo con las personas que le realizan las pruebas PCR, cuyas maneras son muy discutibles. Desde que Cabo Verde se retiró del Mundial por la pandemia a Delcio Pina le han realizado tres. Y hoy se someterá a una cuarta prueba.
Para regresar a España, a Delcio Pina le exigían dos PCR negativas, cosa que consiguió hace unos días. Sin embargo, para salir de Egipto las autoridades le reclamaron presentar una tercera prueba, que le realizaron en el hotel. Y ésta, por muy raro que parezca, resultó ser positiva, según le informaron, después de estar diez días encerrado en esa habitación.
Aburrido, con escasísima información y con la sensación de sentirse totalmente abandonado, Delcio Pina está intentando desesperadamente salir de Egipto con la ayuda del presidente de su Federación, el único que le presta ayuda, material y sobre todo anímica, al primera línea del Ciudad de Logroño. «Estoy muy mal. Me siento tratado como un animal. Y eso que físicamente, estoy bien», aclara el lateral caboverdiano, que vivió el coronavirus con muy escasos síntomas.
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La misma situación de Delcio Pina la está viviendo otro compañero suyo de la selección caboverdiana en otra habitación de hotel pero al que no puede ver. «Quiero volver a Logroño, quiero regresar a los entrenamientos, al trabajo, pero es imposible. Estoy muy mal, muy jodido de la cabeza. Solo quiero que llegue mañana (por hoy), que me hagan el PCR y volver a casa», insistió el lateral.
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