El Ciudad de Logroño mete la cuarta

Cuarta victoria consecutiva de un Balonmano Logroño que sigue de dulce. La expedición riojana aprovechó la debilidad del Morrazo para seguir al acecho de las posiciones de privilegio sin necesidad de lucir su mejor versión. Y es que le bastó con conservar su temprana ventaja para dar un nuevo empujón hacia el abismo al colista.

Pese a lo escrito en las previas, el conjunto pontevedrés se presentó en el parqué con un muy logrado disfraz de cordero bajo el que se escondió un lobo ansioso de cazar. La primera línea dibujada por Nacho Moyano se convirtió en una trampa en la cayeron El Korchi y Javi Rodríguez. Quizá por eso Miguel Ángel Velasco buscó en la amplitud de sus extremos a su mejor aliada para revertir el buen inicio anfitrión a través de un parcial de tres goles.

Una vez establecido el orden previsto, el cuadro franjivino construyó un dique en su defensa y dejó correr el agua por su cauce natural. Así logró cortar la producción goleadora del ataque morracense durante diez minutos y salir a la contra para beneficio de Serradilla y Diocou. El único obstáculo a la hora de distanciarse en el marcador fue Javi Díaz. El veterano guardameta gallego sacó a relucir todo su repertorio ante las embestidas riojanas.

El 4-6 en el marcador obligó a la formación riojana a exprimirse y no bajar la guardia en los compases previos al intermedio. La mejor muestra la dio Antonio Serradilla con cinco goles en poco más de 20 minutos junto a una hoja de servicios inmaculada a la hora de defender su portería.

Ya en la segunda mitad, los especialistas ofensivos de Miguel Ángel Velasco siguieron con su particular tortura sobre el portero rival. Cadarso, Serradilla, Diocou y Javi Rodríguez se encargaron de administrar la gota china sobre Javi Díaz para poner tierra de por medio ante un Frigoríficos que solo ofreció esfuerzo y voluntad. Escaso bagaje frente a un equipo que jugó excesivos minutos con el piloto automático. Nada que ver con la portentosa actuación entre los palos de Jorge Pérez. El meta aragonés ofreció una función en la que se situó por encima del 40% de acierto con algunas intervenciones que fusionaron acrobacia y magia a partes iguales.

Ya en la recta decisiva del envite, el debate derivó en un monólogo que zanjó la discusión en favor de los sólidos argumentos riojanos. No hizo falta siquiera levantar la voz para silenciar el fortín de O Gatañal. Aprovechó Pereiro para reivindicarse en su tierra con un gol marca de la casa que situó el colchón en los cinco tantos (12-19, minuto. 47).

Una renta que la dupla de centrales supo manejar con talento y tiento ante la reacción a la desesperada de las huestes morracenses, decididas a presionar en toda la cancha para salir tras robo con ataques vertiginosos. Fueron, en todo caso, las algaradas finales de un contendiente que no supuso complicación alguna para el Ciudad de Logroño.

• Temas
• Balonmano
• Club Balonmano Ciudad de Logroño