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Derecho para soñar. Eso es lo que se está ganando el Ciudad de Logroño a costa de buenos resultados y, sobre todo, a base de ... una muestra continua de brillantez de un equipo contundente atrás y cada vez más excelente adelante.
Nada hacía presagiar esta explosión de juego cuando las cosas comenzaron a ir de forma no esperada a principios de temporada. Al cuadro franjivino le costó arrancar mucho y encontrar la senda que año tras año ha llevado a la entidad capitalina a los puestos punteros de la Asobal.
Pero eso que tanto preocupaba antes se ha convertido en un mal recuerdo (por momentos llevó camino de pesadilla) ante el giro radical que ha dado la plantilla dirigida por un orgulloso Miguel Ángel Velasco. El éntrenador segoviano de vez en cuando advierte que es parte del deporte que alguna campaña las cosas se tuerzan y no salgan como se pensaban. Esta temporada parecía que ese aviso podía convertirse en realidad, pero el técnico ha vuelto a sacar lo mejor de los suyos para dispararse hacia arriba.
El viernes ganó con una gran dosis de barniz resplandeciente al Cuenca (38-26) y ahora nadie duda de que el Logroño va a luchar por Europa. El camino en principio más fácil es la Copa del Rey, el más bonito y meritorio es el de la liga.
De momento, está achuchando a los de arriba, que ya notan el aliento de los riojanos. Seis partidos quedan por delante. El último, en el Palacio ante el Ademar, quinto en estos momentos. Cualquiera que vea a este Logroño puede llegar a suponer que en ese duelo final podría ponerse en juego una plaza continental... incluso el propio equipo leonés.
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