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Xavi Tuà Hernández, extremo izquierdo del Ciudad de Logroño, lleva por estas fechas un coqueto bigote que le hace un poco más mayor que sus 26 años. No lo hace por estética, aunque mal no le queda. Todos los noviembres desde hace ya seis años ... se deja crecer al bigote por el 'Movember', un «bonito» movimiento que pretende desde hace unos años dar visibilidad a temas como la salud mental o enfermedades como el cáncer masculino, de próstata, de mamas o testicular. Y precisamente este catalán que vivió muchos años en Puente Genil antes de mudarse a Logroño conoce en primera persona lo que supone haber padecido cáncer testicular. «Desde que lo tuve, dejarme el bigote es mi herramienta como jugador para transmitir lo que siento y lo que significa esto para mí», afirma. Junto a él, compañeros como Ismael El Korchi, Roly Uríos, Oriol Zarzuela, Álvaro Preciado o Josip Zaja lucen también su bigote en solidaridad con el movimiento.
– Lleva con mucha naturalidad el haber pasado un cáncer, ¿no?
– Sí, es verdad que tengo poca vergüenza en ese aspecto, desde siempre. Pero también es verdad que aprendí muchísimo de mi tía, que, por desgracia, pasó unos cuantos, no solo uno, y ella siempre me dijo que la clave es la actitud. Y eso, juntándose a como soy yo, pues hacen que esto me lo tome simplemente como un trámite que tuve que pasar en la vida, como experiencia para poder ayudar a quien lo haya tenido y sobre todo para prevenir a personas que lo puedan tener.
– ¿Cómo fue ese momento en que fue consciente de que pasaba algo?
– Tenía 21 años y jugaba en Puente Genil. Fue pura casualidad. Estaba haciendo una llamada y, como cualquier hombre que hace cuando está el sofá y tal, me estaba tocando los testículos y noté un bulto, y dije: «que cosa más extraña». Al día siguiente en el vestuario, lo solté como el que no quiere la cosa y empezaron todos a opinar haciéndose los médicos. Se lo comenté al fisio del equipo y fuimos a ver al médico. Me hicieron una ecografía y me dijeron que tenía dos seminomas en el testículo izquierdo, que eran dos tumores. Me los extirparon, hicieron prueba y vieron que era cáncer. Ese fue el sustillo que tuve.
– ¿Cuánto le afectó?
– Por fortuna, tuve muchísima suerte: me lo encontré a mí mismo muy pronto y evité lo peor de todo, que es la quimioterapia. Entre la operación y tal, al final estuve cuatro meses de baja, en el que eché muchísimo de menos el balonmano. Porque un golpe así de duro y, sobre todo repentino, un cáncer es algo que no te esperas, sobre todo con 21 años. Aprendí muchísimo y fue una experiencia al fin y al cabo.
– ¿Asusta la palabra cáncer un chico de 21 años?
– Asusta más de lo que es, porque hay cánceres que son terribles, pero el cáncer es cáncer al fin y al cabo. Cuando me dijeron que tenía cáncer testicular me explicaron el porcentaje de muerte, etcétera, y ya como que te calmas un poco. Pero sí, la palabra 'cáncer' asusta y creo que asusta a todos porque a todos nos pilla. Creo que pocas personas, por desgracia, pueden decir que no conocen a alguien que no lo haya padecido. En mi caso había casos en mi familia e hizo que nos asustáramos todos mucho.
– ¿En quién buscó apoyo? Le pilló en Puente Genil, lejos de casa.
– En cuanto me pasó me fui con mi familia (a Cataluña). Me apoyé en los míos, que son los que al final siempre están: mis amigos de toda la vida, que también eran de mi pueblo, mi familia, mi padre y mi madre, que realmente no sé si yo fui el apoyo para ellos o ellos fueron para mí, porque los pobres lo pasaron muy mal. Fue algo mutuo y la verdad que fue muy bonito e hicieron que todo fuese mucho más ameno.
– ¿Qué se debe hacer para apoyar el movimiento 'Movember'?
– Meterse en la página web (https://es.movember.com), y seguir los pasos. Pero más que donar, es muy importante qué deben hacer los hombres. Al igual que el movimiento contra el cáncer de mamá, que es increíble por la visibilidad que se le da y lo bonito que es y las vidas que salva, creo que también los hombres tenemos que ser conscientes que hay una posibilidad (de padecer la enfermedad) y cuando menos te lo esperas puedes ser tú. Nunca pensé que lo podría tener y cuando me llegó conocí a mucha gente que lo había pasado. Es tan fácil como palparte, igual que hacen las mujeres, palparte los testículos, pero no por pereza en el sofá; hacerlo a conciencia. Y a la mínima duda, ir al urólogo. Puede parecer una tontería, pero a mí esa casualidad no te diré que me salvó la vida pero posiblemente me salvó de pasar un muy mal trago.
– ¿A cuántos compañeros ha arrastrado para dar visibilidad al 'Movember' esta temporada?
– Al principio del movimiento molestaba muchísimo a los demás. Ahora creo que ya lo hacen por sí mismos. Vienen solos y me dicen: «Oye, Xavi, me he dejado el bigote por ti». Es un gesto muy bonito. Hay unos cuantos (compañeros) que también están ahí con el bigote.
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