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Blanca Benítez recupera la alegríaBalonmano | Liga Guerreras Iberdrola
Blanca Benítez recupera la alegríaBlanca Benítez salió de su Sevilla natal con 18 años casi recién cumplidos. Llegaba a tierras riojanas, a un equipo que acababa de ascender a la Liga Guerreras Iberdrola, avalada por sus muy buenas actuaciones con las selecciones Juvenil y Júnior de España. Y la ... central se hizo con las riendas del equipo. La primera línea andaluza tuvo que soportar un año agrio en lo deportivo y mucha –posiblemente demasiada– responsabilidad sobre sus hombros. Pese al descenso, el Grafometal la renovó sin saber que Blanca iba a vivir otro calvario, esta vez en forma de lesión, en el inicio de la temporada pasada, cuando en un entrenamiento con la selección se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda.
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Un año en blanco que le hizo madurar, aprender a luchar en solitario y trabajar en una larga rehabilitación para volver con más fuerza aún. Algo que ha sucedido en el inicio de este curso. Con las ilusiones renovadas, Blanca Benítez ha vuelto a sentirse jugadora de balonmano. Y este pasado sábado, fue una de las responsables de que el Sporting lograse un empate histórico ante un rival que lleva siendo subcampeón de liga los dos últimos cursos. «Un muy buen empate, estoy muy contenta por ello», dice la central formada en el Montequinto andaluz. «El Elche es un rival bastante duro, siempre de los que están en la zona alta de la tabla. Estamos muy contentas. La grada estuvo con nosotros todo el tiempo», agradece la primera línea.
Las sensaciones de volver a jugar después de tanto tiempo son casi inexplicables para Blanca. «Personalmente estoy muy contenta. Es muy difícil después de un año (en blanco) volver a jugar, y jugar casi todo el partido. Llevo varias semanas con esa sensación, pese a los resultados, da igual el empate, pero personalmente estoy muy feliz», apunta.
«Duro y solitario». Así cataloga la jugadora del Grafometal el año en el dique seco que vivió la pasada campaña entre médicos y fisios y demasiadas opiniones diferentes. «Pero la verdad es que se me ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Ha habido días que ha sido mejor no levantarse, pero ahora que estoy en este punto estoy muy contenta de todo lo que he trabajado».
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Blanca es consciente que llegar al cien por cien en lo físico es muy complicado. «Creo que falta un tiempo muy largo para volver a ser la jugadora que era antes, tanto mentalmente como físicamente. Pero aun así, este fin de semana pasado y el anterior cuando entro al campo soy una persona completamente diferente, me olvido de todo», asume. «El cien por cien ya llegará con los días y con los meses pero, de momento, estoy muy contenta».
Los fantasmas de la lesión le persiguen a veces, sobre todo en las horas previas a un partido. Sin embargo, su personalidad ayuda a disipar esos momentos y a la hora de saltar a la pista todos esos pensamientos desaparecen como si jamás hubieran existido.
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Salir de casa con 18 años fue complicado, además de lo que le supuso estar lejos de su familia, de sus amigos, el año deportivo fue negativo. Pese a ello, encontró en Logroño 'su' lugar fuera de Sevilla. «No conseguíamos ninguna victoria, no había ninguna alegría. Pero aun así estuve muy contenta aquí y por eso llevo tres años en La Rioja, porque siento que esto es como un hogar».
Ahora que ya se siente jugadora otra vez, de las primeras personas que se acuerda al pisar el parqué es de sus abuelos, que fallecieron en los últimos meses y con los que tenía un vínculo especial. «Cuando era pequeña iban a verme jugar. Ahora, en los últimos años ya estaban mayores», dice con nostalgia.
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Centrándose en el presente, el empate ante el AtticGo Elche ha dejado muy buenas sensaciones en la plantilla que dirige Juanjo González. «Estamos con muchísimas ganas, la verdad. Después de este empate (24-24), tengo muy buenas sensaciones, tanto del equipo como de mí. Vamos todas a una y sabemos que tenemos que trabajar mucho, pero tenemos mejores expectativas que los años anteriores».
La División de Honor es la liga en la que esta joven primera línea debutó. Pero ahora, dos años después y con todo lo que ha llovido, afronta esta temporada con otra alegría. «Hay algo que cambia, no sé si es la experiencia de que ya hemos jugado casi todas o en la división, de que también seguimos con Juanjo (González), que al final llevamos todos juntos desde hace tres años y con muchas ganas», indica la habilidosa central.
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El objetivo colectivo de este curso es fácil de adivinar: la permanencia en la élite del balonmano nacional. En lo personal, Blanca Benítez quiere disfrutar, algo que le costó el primer año y le negó la lesión en la segunda temporada como jugadora del Sporting. «Quiero hacerlo lo mejor posible y crecer como jugadora y como persona», agrega esta primera línea, que admira a la noruega Stine Bredal Oftedal, retirada después de los Juegos Olímpicos, y a la navarra Nerea Pena, que también colgó las zapatillas este año después de ganarlo todo.
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