Balonmano inclusivo y leal pero a cara de perro

Y el espectáculo no defraudó en ninguno de los tres encuentros disputados en el parqué logroñés, donde una treintena de jugadores enseñó esta modalidad al público riojano. Aunque en estos momentos esta forma de jugar balonmano está en fase de promoción, los tres equipos -Inclusport Serban (Valladolid), Parla y el ICB Coruña- se dejaron la vida en cada uno de los choques en los que siempre debe haber una mujer en pista y como mínimo dos inscritas en el acta.

Las sillas cuentan con un número, dependiendo el grado de discapacidad que tiene el jugador (también pueden jugar las personas sin minusvalía) pero cada equipo nunca puede superar el 17 sumado entre sus integrantes. Las porterías son más bajas (1,70 metros), los jugadores deben botar el balón cada tres segundos -de otra manera se considera pasos- y los partidos se disputan a cuarenta minutos con un descanso. El resto es igual al balonmano: no se pueden pisar con las sillas las áreas, se permiten los bloqueos, hay exclusiones y cada equipo debe tener seis jugadores en pista.

Este evento, organizado por el Club Balonmano Logroño La Rioja con el apoyo del Inclusport, la Federación Riojana y la Española, sirvió para demostrar nuevamente que la discapacidad no es un impedimento para practicar un deporte de contacto, mucho contacto, pero también muy leal y deportivo.

El gran triunfador, en lo que se refiere a resultados, fue el conjunto gallego, que contra pronóstico ganó los dos encuentros que disputó. La Coruña, que cuenta entre sus filas con el exjugador de baloncesto en silla de ruedas y uno de los fundadores del club Lorenzo Envó, derrotó al Parla por la mínima (14-15) y al Inclusport Valladolid (15-16). En el primer encuentro, Parla venció al conjunto pucelano, en el que no pudo jugar por lesión el exjugador del Ademar y del extinto Valladolid Óscar Perales, uno de los promotores de este deporte.