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Luismi Ascorbe regresa a sus 49 años al Grafometal a prestar su «ayuda» para luchar por la permanencia. Su primer objetivo, según afirmó, es cambiar ... la dinámica negativa del equipo, que debe afrontar tres partidos de liga (Granollers, Beti Onak –este muy importante de cara al posible 'play down'– y Bera Bera. «Por el bien del balonmano riojano, entre todos tenemos que echarnos una mano», dice.
Ascorbe reconoció que el Grafometal en la primera vuelta «estuvo bien» y que en la segunda parte de la temporada «ha jugado bien pero ha tenido mala suerte o falta de acierto en últimos minutos». «Creo que se pueden cambiar algunas cosas, tampoco demasiado a estas alturas, pero sí pequeños detalles, sobre todo el trabajo de confianza. Hay que disfrutar de esto. No podemos estar pensando que si fallamos va a ser un error tan grande que me va a suponer algo gordo. Lo más importante, la confianza, el trabajo, la disciplina, el que nos ayudemos entre todos».
El parón del próximo fin de semana servirá para que Ascorbe vaya conociendo más a su plantilla. «El equipo se tiene que ir mentalizando también para tener confianza en lo que queremos hacer», repitió.
El también entrenador del Cadete de Calasancio (no se podrá sentar en el banquillo de los chavales) vuelve a coincidir con Silvia Ederra, Carla Rivas y Blanca Benítez, a quienes dirigió en las Guerreras Juveniles. «Pueden ser ese nexo de unión también con el equipo cuando igual hay alguna cosita que no funcione», aseveró aunque se mostró «abierto» a resolver cualquier duda.
Ascorbe tiene claro qué equipo quiere del Sporting: uno que defienda fuerte porque «tenemos un equipo grande». Para el ataque quiere fluidez con «muchas continuidades».
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