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MARTÍN SCHMITT
Martes, 28 de junio 2016, 23:53
Iñaki Peciña (Irún, 31 de mayo de 1988) desde hace tiempo que está en la carpeta de Jota González. Pero por una cosa u otra, nunca había podido traerle al Naturhouse. Hasta ahora. Este pivote defensivo de 2,00 metros y 105 kilos de peso llega a Logroño con un contrato de un año y con muchas ganas de continuar su progresión. Una carrera que se inició hace más de diez años en su Irún natal, en el Bidasoa, y que continuó en San Antonio, Torrevieja, Valladolid, Guadalajara y Villa de Aranda.
Personal. Nacido en Irún hace 28 años (31-5-88), mide 2,00 y pesa 105 kilos.
Profesional. Juega de pivote defensivo. Usará el dorsal 5.
Carrera. Comenzó a jugar en el Bidasoa; luego pasó por el San Antonio navarro, el Torrevieja, el Valladolid, el Guadalajara y el Villa de Aranda, A partir de ahora ha fichado por el Naturhouse por un año.
Su perfil es netamente defensivo, por lo que está llamado a ser uno de los pilares de la retaguardia franjivina junto a Rubén Garabaya, Carlos Molina y Miguel Sánchez-Migallón. Pero su entrenador quiere que además ataque, como los otros dos pivotes del equipo, para así evitar cambios entre el ataque y la defensa. «Ya tiene una madurez deportiva importante. Creo que se adapta perfectamente a nuestro estilo de juego y a mi forma de ver el balonmano», apuntó el entrenador franjivino.
Durante su presentación, el jugador irundarra hizo hincapié en que siempre ha antepuesto el proyecto deportivo a otras cosas. «Venir a este club es dar un paso importante en mi carrera. El Naturhouse es un club muy potente y fuerte donde puedo seguir mejorando», indicó Peciña, que utilizará el dorsal 5 la próxima campaña. En Valladolid coincidió con Pablo Cacheda; en Pamplona, con Luisfe Jiménez. «Y todas las referencias del Naturhouse son muy buenas, tanto del club como de las instalaciones y de la ciudad», agregó. Por supuesto que el jugar Champions ha ayudado mucho en su decisión de elegir Logroño por delante de otras opciones.
Seguir la línea ascendente
A su juicio, la Liga Asobal está mejorando con respecto a años anteriores. Unas temporadas en las que, tanto en Pamplona, como en Valladolid y en Villa de Aranda, el propio Peciña sintió el rigor de la crisis. «En los últimos años me ha tocado vivir inseguridad e inestabilidad en el balonmano. Pero hay que mirar para adelante, hacia el futuro, con la máxima ilusión y alegría. Lo otro ya es pasado para mí», apuntó.
Como objetivos personales a corto plazo, Peciña pretende adaptarse lo más rápido posible a la dinámica del equipo franjivino. «Luego, la competición y el día a día marcará cuál es mi nivel y mi sitio en el equipo», expresó el vasco, que considera que los objetivos del colectivo los debe poner el cuerpo técnico. «Creo que debemos mantener la línea de los últimos años, que claramente es una línea ascendente. El equipo está con muchas ganas y con mucha ilusión de seguir hacia adelante», sintetizó el pivote.
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