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Estaba avisado el Rioverde Clavijo. El Enrique Soler llegaba a Logroño como uno de los equipos más en forma de la actualidad. Pero es que el conjunto logroñés extiende esa condición a toda la temporada. Y, por eso, suma y sigue semana tras semana.
Si las cosas van mal, los de Jenaro Díaz se ponen el mono de trabajo y no les cuesta mancharse las manos y embarrarse para sacar adelante los partidos. Si, como esta vez, el trabajo defensivo cumple con la excelencia habitual, el esfuerzo en el rebote de ataque da los resultados esperados, y encima, acompaña una ofensiva fluida y un acierto de cara al aro superior a lo acostumbrado, poco se puede hacer contra el cuadro blanquiazul.
Lo que hizo el Rioverde este domingo en el Palacio de los Deportes fue un ejercicio de eficacia para doblegar a un adversario de calidad por un contundente 87-59. Fue tal la superioridad de los logroñeses sobre la cancha que la tranquilidad se trasladó a una grada que cuenta, según van avanzando las jornadas, con una afición que no deja de crecer. La solvencia es una virtud muy importante en una categoría tan disputada como la LEB Plata y el Clavijo la ha convertido en una condición inherente a su primer equipo.
Jenaro Díaz sí que vio un bloque que puede competir contra los mejores porque su competencia en los principales factores que determinan el éxito en el baloncesto (defensa, rebote, lanzamiento exterior, ritmo de juego...) estuvo a un nivel altísimo.
RIOVERDE CLAVIJO
De Pablo (19), Norris (21), Coffi (7), Iglesias (8) y Nicolau (4) -cinco inicial-; Arbosa (6), Diakhate (4), Balasko (4) y Ukawuba (14).
87
-
59
MELILLA
Orrit (4), Ndiaye (4), Elan (21), Fravert y Bilalovic (4) -cinco inicial-; García (9), Poyatos (2), Ferrando (5), Fall (5) y Stankevicius (5).
Parciales: 22-18, 49-30 (descanso); 66-39 y 87-59 (final).
Árbitros: Del Val y Marchiano. Sin eliminados.
El Enrique Soler es un buen equipo pero no se siente cómodo ante un rival pegajoso como el logroñés. Aguantó en el primer cuarto gracias a los doce puntos anotados por un Micah Elan muy atinado. En el segundo, el Clavijo mantuvo su condición de martillo pilón. Apretaba atrás, sumaba adelante. La ventaja fue en aumento, gota a gota. Una, otra, y otra más. El cuarto de los cinco triples de Miguel de Pablo llevó la renta por encima de los diez puntos (37-25). Otro más de Norris sobre la bocina cerraba la primera mitad con un casi definitivo 49-30.
Por si quedaban dudas de ello, parcial de 7-0 de salida de los blanquiazules y choque cerrado. No quedaba nada más que dejar pasar los minutos. Pero ni eso suele consentir Jenaro Díaz. Si la intensidad forma parte del ADN del equipo, debe estar presente aunque el partido ya esté en el bolsillo. Siguió apretando a los suyos y el 70-40 que mostraba el luminoso a los treinta y dos minutos no era más que un reflejo de lo que estaba sucediendo. Balasko machacaba el aro, espectáculo para la vista. Pero los seguidores del Palacio también agradecían con sus ovaciones los esfuerzos en defensa de Coffi o Ukawuba. Porque es ese vigor, ese empeño por pelear cada balón, el que está elevando la conexión entre el equipo y los aficionados logroñeses.
El amplio resultado no debe engañar a nadie. Esta es la primera derrota del Enrique Soler en 2023, y ya estamos en febrero. Los de Javi Nieto han sido los únicos capaces de derrotar al Tizona a lo largo de la campaña. Malos, desde luego, no son... Lo que pasa es que el Clavijo transmite esa tranquilidad que da la solvencia y que hace que las cosas parezcan más fácil de lo que realmente son.
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