Robert Swift, de la NBA a Leb Plata pasando por la heroína

Pudo escapar en el 2011, cuando viajó a Japón para jugar en la liga nipona, pero el 'tsunami' arrasó la competición y los sueños de redención de Swift. Otra vez el vacío, la falta de motivación y las drogas. «Llegué a consumir 500 dólares diarios de droga», recordaba en un reportaje de 'Informe Robinson'. Un pozo negro del que no conseguía salir. Pisó la cárcel por tenencia de armas y por robo, se enredó con sicarios y los equipos lo olvidaron. Hasta que a principios de este año Gijón se acordó de él. En Asturias ha recuperado la sonrisa y dejado atrás los problemas. El gigante pelirrojo promedia casi 8 puntos y 5 rebotes por partido. Y, sobre todo, vuelve a disfrutar del baloncesto a los 32 años.