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El Bodegas Rioja Vega afronta desde esta noche (21.15 horas) la fase más amarga de la temporada. No era en la lucha por la permanencia donde querían estar los de Jenaro Díaz, pero el primer objetivo ya es una quimera y toca remangarse ... por eludir el descenso a EBA. Doce equipos pugnarán por eludir las seis plazas de castigo en once jornadas que se prevén trepidantes.
Para empezar, el Clavijo afronta uno de los retos más complicados. Esta noche se verá las caras con su némesis, con el Aceitunas Fragata Morón, que también aspiraba a cotas mayores. En esta pugna por la permanencia ambos conjuntos parten como líderes de la clasificación, con siete triunfos (los conseguidos en la primera fase ante los ahora rivales directos) y tres derrotas. Las matemáticas marcan que con 13 victorias la salvación es un hecho. Doce sería jugar a la ruleta rusa y a los riojanos esa cifra siempre les ha supuesto un balazo en la sien.
Así que la necesidad inminente es seguir sumando uno a uno. El encuentro de esta noche, además, servirá para conocer cuál es el estado anímico de la plantilla, después del varapalo sufrido. Ayer, el técnico de los riojanos, Jenaro Díaz, reconocía que «hay una parte del equipo que ha tenido un pico de desánimo y otra que ha mantenido la alegría alta». «Hay gente muy implicada con el equipo, con el grupo y la ciudad y lo ha sufrido», incidía. Para el entrenador asturiano, lo que necesita ahora el Rioja Vega es «seguir en la línea del último partido en casa ante el Baskonia, mantener la misma energía». Comenzar la fase, además, ante un rival directo, supone que el encuentro «sea vital porque nos daría ponernos +5». «Es un partido complicado ante un rival con mucha energía y con un buen uno contra uno», añadía.
Los riojanos llegarán al encuentro con la duda de Junior Saintel mientras que los sevillanos se han reforzado en los últimos meses para evitar pasar apuros. Primero llegó Malick Fall, un pívot que ya estuvo en el Clavijo hace un par de años, y hace unas semanas recaló Jean Rony Cadot. Además, dentro de su plantilla destaca la aportación de Jon Ander Aramburu (el ala-pívot acabó la primera fase con 13,3 puntos por encuentro y 5,8 rebotes), el alero Tanner Omlid (9,8 puntos y 6,3 capturas), Taylor Cameron 811 puntos), el base José Antonio Marco o el pívot Sebirumbi, todo potencia. Eso sí, llegarán al Palacio cansados: viajarán en el día desde Sevilla y se bajarán del autobús para jugar.
Para el técnico, no es el momento de «pensar en lo que pudo haber sido y no fue, aunque realmente [no clasificarse para la fase de ascenso] está mal» sino que desde ahora se debe empezar a edificar el futuro: «Si hay un objetivo siempre por encima de los objetivos de clasificación, que eran estar arriba, es el de que el club tenga una solidez y una identificación. Hay que intentar mantener a gente como Miguel de Pablo y alguno más, pero antes hay que lograr la permanencia».
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