El Promete no cumple con su parte

Había ambiente de final en la grada y en la cancha. El Palacio de los Deportes mostró su mejor (e inusual) cara, con muchos aficionados, como había pedido el club, bombos y un buen grupo de seguidores visitantes que intentaban rivalizar en ánimos con la hinchada logroñesa.

Con esa atractiva atmósfera comenzó el combate. Salió muy acertado el conjunto aragonés, encontrando el aro con facilidad mientras las locales intentaban ajustar su defensa. En cuanto lo lograron las logroñesas, con una Diarra dominante, el grifo visitante pasó de salir en chorro a gotear y las de César Aneas lograron ponerse por delante por vez primera (15-13) tras ocho minutos de dominio de las rojas. Debía apostar el Promete por el desgaste ante un Zaragoza que llegó a Logroño mermado en su rotación e intentar llegar a los minutos finales con más frescura en un choque decisivo.

Pero las mañas cuentan con jugadoras de mucha calidad y experiencia y supieron mantener la calma para volver a encontrar los agujeros en la retaguardia local. Además, se mostraban atinadas en las ocasiones en las que apuntaban desde el triple. Todo lo contrario que las riojanas, que los buscaban de manera constante pero no los encontraban con la asiduidad que deseaban. El parcial de salida del segundo periodo (3-13) permitió a las de Carlos Cantero contar con hasta siete puntos de margen (26-33) que el Promete recortó para irse al descanso más cerca, pero con la sensación de que tenía que dar una vuelta de tuerca en intensidad y claridad ofensiva si quería hacer el partido suyo.

Se espesó todavía más el duelo tras un paso por vestuarios que no refrescó las ideas en ninguno de los dos bandos. Eso sí, el Zaragoza parecía tener más claro que su éxito pasaba por bajar revoluciones, llevar el partido al barro y hacerlo más pastoso, un contexto en el que no se mueve especialmente bien un Promete más dado a la diversión y la velocidad.

Dominaban las visitantes a base de chispazos controlados, mientras su rival no encontraba la luz, salvo de la mano de Ayuso y Nogic (40-47). Con esa renta tan apetitosa, tal y como se movía el electrónico, entró el Zaragoza en el cuarto definitivo. Oscuro panorama para las de Aneas, que estaban obligadas a encontrar la claridad en la espesura en la que habían convertido el choque las visitantes.

Pasaban los minutos y el Promete lo intentaba pero se hacercaba muy lento, demasiado lento, en el marcador porque no acertaba con los tiros francos con los que contaba. Mientras, protestaban unos y otros. Lo que venía bien a un lado era fatal para la banda contraria. Vega Gimeno, una que sabe mucho de a qué se juega en estos partidos, sumó un triple de los que más duelen. El Zaragoza entraba en los dos últimos minutos con la máxima renta del partido con un nuevo castigo por partida doble, esta vez bajo los aros, de Gimeno (48-61), ante un desconocido y desafortunado Promete. La Copa se escapaba de nuevo en el último sorbo. Las logroñesas se lamentaban, las aragonesas brindaban.