Baloncesto

El Palacio espera una gran fiesta

Jenaro Díaz hacía un llamamiento a la afición poco después del choque de vuelta de los cuartos de final de cara a este domingo para que «el Palacio sea una fiesta». «Agradecido» tras ver «desde el principio a un equipo y a una afición muy implicados», el técnico blanquiazul considera que «si los seguidores riojanos apoyan así, van a tener equipos combativos y luchadores, porque arrastran al equipo, que también tiene su carácter. Es bonito ver cómo unos tiran de otros, cómo trabajan entre los dos. Todos han trabajado lo que han podido y más y la química del grupo hace que todo sea más fácil».

El preparador asturiano otorga a la hinchada diez puntos sobre el marcador final, más todavía si anima como lo ha hecho desde que se abrió este 'play off' de ascenso, tanto en la eliminatoria inicial ante el L'Horta Godella como en la segunda ante el Fibwi Palma.

Es ese ánimo un elemento más para haber convertido el Palacio de los Deportes en un castillo de casi imposible asalto. El Rioverde Clavijo es reconocido por todos sus adversarios como uno de los rivales más incómodos al que se pueden enfrentar en cualquier circunstancia.

Ahora bien, todavía es peor cuando ejerce de local. Los De Miguel, Berni García, Norris, Ukawuba, Nicolau, Iglesias, Arbosa, Coffi, Torres, Balasko y Diakhate han convertido la cancha capitalina en un espacio inabordable para aquellos que han pretendido asaltarla. Salvo el Tizona, el equipo que este año ha estado por encima de la categoría desde el primer instante. Los burgaleses se comportaron como un cíborg sin compasión con sus adversarios, entre ellos, los logroñeses.

El resto, los mortales, han ido cayendo uno tras otro en las redes blanquiazules. Los doce rivales del Grupo Oeste doblaron la rodilla y se vieron sometidos por un Rioverde Clavijo sin compasión. Y los dos contrincantes del 'play off' por el ascenso también se vieron superados y eliminados por un anfitrión desagradable y con pocas ganas de hacer amigos que asalten la nevera de su casa.

Más allá del poderío como local, para superar al Menorca, Díaz insiste en el plan: «Hay que seguir con la misma mentalidad de mucha defensa, de mucho trabajo, de mucha ayuda, de querernos unos a otros y que si hay un error no pasa nada. Vamos a ver una final que espero que sea lo más competida posible, muy dura, y confío en que estemos al nivel. El nivel hay que demostrarlo. Estamos en un país en el que todo el mundo habla, que es muy fácil, y compara y juzga. Hay que demostrarlo. Estos chicos tienen que demostrarlo sobre la pista. Pero, por supuesto, hay que intentarlo».

«Me da igual empezar aquí», declara el preparador asturiano sobre el orden de los partidos, e incide en que «lo que quiero es que sigamos estando todos, centrados y trabajando siempre hasta el final». Menorca es un equipo hecho para subir, mientras que Jenaro Díaz define a los suyos como «un equipo para luchar día a día, para disfrutar de esta tensión, de estas ganas y para tener un equipo así de combativo como el que tenemos».

Ahora bien, el jefe del banquillo blanquiazul sí que dice sentir «una envidia tremenda» hacia Javi Zamora, técnico del Hestia Menorca, porque «está entrenando a los chicos que dirigió desde cadetes. Tiene un equipazo, porque tiene a gente buena, pero además tiene la suerte de entrenar en profesionales a jugadores que ha llevado desde pequeños y eso es súper bonito».