El objetivo esencial para 2025: cerrar las once victorias cuanto antes

El cuento de la lechera hecho añicos por la cruda realidad de un equipo que ha rendido muy por debajo de las expectativas creadas, a todas luces desproporcionadas visto la situación actual del Rioverde Clavijo y el pobre juego desplegado a lo largo de la primera vuelta.

El cuadro capitalino se enfrenta a una segunda ronda muy complicada en la que tiene que multiplicar los triunfos si quiere salir de los puestos de descenso que ahora ocupa. Cuatro victorias y nueve derrotas que le obligan a hacer suyos dos tercios de los trece enfrentamientos que afrontará de aquí a final de curso. Seis de ellos serán en casa, por lo que es imprescindible convertir en un fortín el Palacio de los Deportes.

Tras la salida de Jorge Serna, Ricardo Úriz tomó los mandos en un final de año descorazonador, con la contundente derrota en Melilla por 89-57. Por delante afrontaba dos semanas de trabajo para provocar un cambio radical en el juego del equipo, partiendo irremisiblemente de una transformación en la actitud sobre la cancha de los suyos.

La primera oportunidad para mostrar esa metamorfosis hacia lo que el técnico navarro pretende que sea el Rioverde Clavijo que lidera la tuvo el pasado sábado.

Fue ante el Bueno Arenas Albacete Basket y en un escenario poco habitual como el polideportivo de Lobete. La victoria gracias a la canasta milagrosa de Miguel de Pablo llegó acompañada de brotes verdes, con una disposición, un compromiso y un talante del 'roster' capitalino que transmite otras sensaciones más optimistas a la grada que en partido pasados. Llegó desde el sufrimiento, la épica y una alta cuota de fortuna pero fue el cuarto triunfo del curso. Ya solo quedan siete para la deseada cifra de once.