
Los nervios son muy malos consejeros. La ansiedad este martes pudo con un Ciudad de Logroño muy plano y romo, que pinchó el globo de ... la ilusionada afición en pocos minutos. Porque los riojanos jamás comandaron un partido que se les puso en contra desde el inicio. El desacierto, las malas decisiones y el descontrol acabaron con un equipo franjivino claudicando a un Sinfín que supo muy bien su papel y se llevó dos puntos de oro. Mucho trabajo le queda al equipo de Velasco para borrar la triste imagen que ofreció este martes a un Palacio que se marchó bastante enfadado con su equipo.
Publicidad
El Ciudad de Logroño no comenzó demasiado fino. Sobre todo en la definición. Tardó varios minutos para inaugurar su marcador después de tres fallos consecutivos en lanzamientos relativamente sencillos. En defensa no sufrió el cuadro franjivino en esos primeros compases, pero le costaba marcar.
Parecía jugar con nervios el cuadro franjivino ante un Sinfín muy consciente de sus limitaciones pero que no se salió del guion establecido por un Rubén Garabaya que conoce -y mucho- al equipo al que se enfrentaba en su debut como primer entrenador de Asobal. Fue Óscar García el que empezó a ver portería con facilidad a un Jorge Pérez que no tuvo demasiado acierto. La defensa tampoco le ayudó al zaragozano. En la otra portería, sin embargo, las cosas le salían muy bien al egipcio Mohamed Aly, que en la primera parte abortó siete ocasiones de los riojanos, que pese a no jugar con fluidez se mantenían a rebufo de un Sinfín que siempre estuvo comandando el marcador.
Un error de El Korchi en inferioridad permitió que los visitantes abrieran un hueco de dos goles (11-13, minuto 24). Demasiado atropellado, el central madrileño no fue el faro que necesitaba el Logroño, que se fue 13-15 al descanso. Llegaba una seria charla de Velasco en el vestuario.
Publicidad
Pero el equipo no reaccionó. Todo lo contrario. El Sinfín le endosó un parcial 3-0 de salida (13-18) lo que obligó a Velasco a parar el reloj y reordenar a los suyos. Pero los franjivino continuaron chocando con Mohamed Aly, jugando demasiado lento, sin ningún tipo de ritmo. Y el Sinfín, encantado de continuar con esa dinámica.
La cosa iba de mal en peor, el desacierto de cara a portería carcomía los nervios locales, que veían cómo el Sinfín se marchaba en el resultado (16-23, minuto 41) y Velasco gastaba su segundo y último tiempo muerto. De nada sirvió. La ansiedad terminó destruyendo todo y el Ciudad de Logroño se marchó con el rabo entre las piernas y con una deuda enorme con esa afición que espera mucho más.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.