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Amador Gómez
Jueves, 28 de agosto 2014, 20:16
Joe Ingles (26 años) ya ha defendido tres clubes en Europa desde que abandonó su país, donde militó en los South Dragons de Melbourne. El Granada, el Barça y, actualmente el Maccabi de Tel Aviv, son los equipos por lo que ha pasado este alero ... australiano con pasaporte británico que, gracias a su calidad, carácter y experiencia, pese a su juventud, es uno de los líderes de la selección de las antípodas.
Su mayor deseo era jugar en la NBA, pero ese desafío quedó aparcado para Ingles cuando en el verano de 2013 fichó por el Maccabi, aunque también se interesó por él el anterior campeón de Europa, el Olympiacos. Con el equipo israelí conquistó este año el máximo título continental y continuará al menos una temporada más, después de brillar en el Barcelona, al que llegó para sustituir al italiano Basile, víctima de una grave lesión.
A falta de una gran estrella en Australia, Ingles es un referente en el juego ofensivo de su selección, aunque es demasiado irregular y se suele desconectar de los partidos. En el Barcelona, pese a algunas actuaciones brillantes, no fue capaz de mostrar todo su potencial, después de haber confirmado en Granada su polivalencia y su buena zurda.
El alero australiano, nombrado mejor rookie (novato) en la liga aussie, llegó a anotar en su primera temporada 29 puntos, lo que nunca antes había conseguido ningún debutante en el país de los canguros. Ambicioso y, con el salto a Estados Unidos siempre entre sus metas, participó en la liga de verano con los Warriors, pero su destino estaba en la ACB, concretamente en el Granada, al que llegó de cara a la temporada 2009-2010. Precisamente, sus grandes actuaciones en el conjunto nazarí contra el Barça provocaron que los técnicos azulgrana se fijaran ya en él, aunque no se convirtió en culé hasta el curso siguiente.
En el Mundial de 2014 Ingles, alero de talento pero también sacrificado en defensa, hombre de equipo y revulsivo en muchas ocasiones, aunque le resulta difícil mantener una continuidad, será uno de los jugadores a frenar por los rivales. En su selección, sin embargo, deberá asumir más responsabilidad que la que ha tenido en el Barcelona y ahora en el Maccabi, donde su papel ha sido, y está siendo, secundario. En la pasada final de la Euroliga contra el Real Madrid fue el jugador del Maccabi que menos tiempo estuvo en pista: sólo siete minutos y medio, en los que no anotó un solo punto ni dio una asistencia.
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