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Javier Bragado
Jueves, 28 de agosto 2014, 19:45
Mientras en la Unión Soviética se trazaban los primeros mimbres con el ascenso al poder de Mihail Gorbachov, en Estados Unidos la política de Ronald Reagan se afanaba por expandir su prestigio como primera potencia mundial. Este esfuerzo se trasladó a las autoridades deportivas y ... tanto el Mundobasket como los Juegos de la Buena Voluntad tuvieron una representación de nivel con jugadores como Steve Kerr, Kenny Smith y David Robinson.
Sin embargo, el jugador que impresionó más a los aficionados fue el pequeño Tyrone Bogues. Con su 1,57 de altura, el base de Wake Forest pasaba más por ser un exótico elemento del equipo estadounidense que había sufrido para ganar a Puerto Rico gracias al fallo en la última jugada de Mario Morales (74-73) y había perdido ante los 'amateur' argentinos.
A pesar del gran interés y de la ilusión creada a raíz de la plata olímpica de Los Ángeles dos años antes, los españoles se quedaron a las puertas de las medallas. Una derrota en la primera fase ante Brasil dejó como única opción la victoria ante la Unión Soviética en la segunda ronda, empresa imposible ante los que serían subcampeones. No obstante, los de Antonio Díaz Miguel acabaron en la quinta posición del torneo tras superar a Canadá (100-81) e Italia (87-69).
Cuando llegó la hora de la verdad, los norteamericanos se jugaban el paso a las semifinales en un partido ante la Yugoslavia del gran Drazen Petrovic. El 'genio de Sibenik' salió al pabellón de Oviedo con su habitual prepotencia y confianza y se encontró con el menudo defensor ante él. Para desgracia de los balcánicos, Bogues amplió su capacidad defensiva hasta el límite con sus eléctricos movimientos y robos de balón que cerraron un parcial inicial de 16-2 para los de Lute Olson. El croata (quien sería nombrado mejor jugador del campeonato) trató de emplear su habitual repertorio de fintas, amagos y rapidez, pero el norteamericano frenó su muñeca hasta dejarle en unos insuficientes 12 puntos finales que auparon a los estadounidenses a las semifinales (69-60).
Duelo de extremos en los tableros de Madrid
Una vez superado a uno de los grandes equipos del continente, el equipo de Olson no tuvo problemas para ganar a Brasil y se encontró con la Unión Soviética en una final digna de la Guerra Fría. En el antiguo Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid el duelo entre Sabonis y el almirante Robinson ganó en interés ante el peor partido de Bogues en el torneo. Aunque el pívot soviético demostró su clase y los del Este lograron una gran remontada con una defensa en zona y el apoyo del público español, la victoria terminó de manera justa en las filas de un conjunto estadounidense del que saldrían algunos de las grandes estrellas de la NBA de la siguiente década y con el miembro del 'Dream Team' David Robinson.
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