Espectacular remontada del 'Granca' hacia la final

En una batalla física en la que mandaron las defensas frente a los ataques, el equipo de Aíto García Reneses tiró de orgullo y de agresividad bajo su aro para dar la vuelta a un partido que perdía por 19 a los 26 minutos y frustró así al Bilbao, que creyó tener la victoria asegurada demasiado pronto y acabó arrollado por un bloque pleno de carácter y de fe.

El 'Granca' tuvo dos caras muy diferentes y sacó a relucir la mejor cuando el Bilbao, con un ritmo cansino, tuvo su máxima diferencia, lo que obligó a los amarillos a recurrir a la intensidad defensiva, al sacrificio colectivo y al descaro en el tiro para hacer desaparecer de la pista los hombres de negro. Liderado por un genial Albert Oliver que nunca se rinde y contagia de energía a los suyos (5 de 5 en tiros de dos y un par de triples de cinco intentos, además de cuatro asistencias y tres rebotes), el 'Granca' consiguió voltear una semifinal que tenía perdida y dio una auténtica paliza al conjunto vasco durante un cuarto y medio.

El gigante Omic, al igual que Báez, Salin y Aguilar, fantástico en los momentos de explosión de los canarios, también resultaron decisivos para arruinar todo el trabajo del Bilbao en la primera parte y en los seis minutos iniciales de la segunda. El Bilbao, llevado por Hannah, impuso el ritmo que le convenía ante un Gran Canaria que durante casi media hora apenas opuso resistencia, pero los insulares estaban esperando su momento, el de imponer su poderío físico, su agresividad defensiva, su juego abierto y su lanzamiento exterior, para ir minando la moral y el juego de un decepcionante Bilbao que no supo gestionar su amplísima ventaja.

El 55-36 a cuatro minuto del final del tercer período fue la luz de alarma que despertó al 'Granca', que a partir de ese momento se transformó en un muro insuperable en defensa y martilleante en ataque, con un primer parcial de 0-12 que dejaba ya en evidencia la debilidad del equipo vizcaíno. Oliver y Aguilar, los máximos exponentes del espíritu irreductible del Gran Canaria, comenzaron a destruir al Bilbao y la defensa grupal del experto Aíto hizo el resto. El Bilbao, atascado ante un equipo incansable atrás y muy físico, se fundió entonces sin remedio y el 'Granca' firmó otra heroicidad.