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ÁLVARO VILCHES
Domingo, 21 de junio 2015, 02:57
La premisa del Barcelona para el segundo partido de la final de la Liga ACB estaba clara: evitar que el Real Madrid corriera y tratar de sobreponerse a los arreones de los blancos. El problema para los de Xavi Pascual fue que, a pesar de ... neutralizar en buena medida los contraataques rivales, no supieron detener el vendaval que fue el equipo de Pablo Laso en el ataque estático. Desde fuera y por dentro, los madridistas barrieron ofensiva y defensivamente al conjunto culé, que se vio fuera del partido ya desde el primer período.
Llull, Llull, Llull. Y hasta cinco veces apareció Sergio Llull para elevar a la categoría de épica cualquier posibilidad de remontada del Barça tras una serie perfecta de cinco triples anotados en cinco intentos en el primer cuarto. Apoyados en el base español, la buena labor de Gustavo Ayón bajo el aro y la intensidad defensiva de todo el equipo, los de Laso llegaron a tener una renta de 21 puntos a su favor al terminar los primeros diez minutos de encuentro. Sólo Doellman plantaba cara en los azulgrana, ante la ausencia de Navarro, por lesión, y de Hezonja y Tomic, anulados por la buena defensa local.
El Barcelona reaccionó en el tercer cuarto, aunque el Madrid no bajó los brazos en ningún momento y la segunda mitad se saldó con un intercambio de golpes que beneficiaba únicamente a los blancos. Rudy Fernández y, de nuevo, Doellman, llevaron la batuta de los ataques de los dos equipos, aunque los azulgrana echaron de menos un segundo jugador que ayudara a rebajar la desventaja, que siempre rondó los 20 puntos y que se mantuvo en esa horquilla hasta llegar al 100-80 final.
Los blancos mantienen el factor cancha y viajan con una ventaja de 2-0 al Palau, con el triplete casi en las manos. Xavi Pascual vaticinó un arreón blanco en algún momento del segundo partido, y el Real Madrid lo culminó con excelencia en un primer cuarto estelar del que nunca lograron reponerse los culés. Tomic no ha hecho aparición aún en la final, Hezonja parece haber desaparecido tras el primer partido y el experimento Abrines, titular en sustitución de Navarro después de jugar sólo tres minutos en el primer partido de la serie, no ha tenido ningún impacto. El Barcelona debe reinventarse en el Palau para evitar sucumbir con una dolorosísima derrota en casa y dando la sensación de no haber puesto nunca en apuros a su eterno rival.
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