La tangana cambiará la ley

Las batallas campales protagonizadas por jugadores en la ACB se saldan habitualmente con castigos económicos, ya que el obsoleto reglamento sólo permite al juez único de Competición imponer una de las dos opciones previstas (multas o suspensiones). Tanto para sancionar las agresiones (sanción de al menos cuatro partidos o multa de 600 a 3.000 euros), que se consideran faltas graves, como los intentos de agresión, «emplear en el transcurso del juego medios o procedimientos violentos que atenten a la integridad de otro jugador (la batalla a falta de siete segundos se produjo durante el encuentro)» o «provocar la interrupción anormal de un encuentro (infracciones leves, castigadas con suspensión de uno a tres encuentros o multa hasta 600 euros)». El derbi de Miribilla estuvo suspendido durante alrededor de diez minutos, hasta que se reanudó con sólo ocho jugadores en pista después de ser descalificados los principales protagonistas (Shengelia y Todorovic) y los banquillos de ambos equipos -excepto los entrenadores- por invación de pista.

Las faltas muy graves son sancionadas, sin embargo, «con suspensión de licencia o inhabilitación en el caso de los directivos de dos a cuatro años y multa de 3.000 a 15.000 euros», según refleja un reglamento en el que se solicitan cambios desde hace más de un decenio por parte de diversos estamentos, entre ellos, la propia asociación de jugadores. El día después de la masiva pelea originada por el georgiano Tornike Shengelia (Laboral Kutxa), que respondió con un puñetazo a un empujón por detrás del serbio Dejan Todorovic (Bilbao Basket), la ACB anunció que «en las próximas fechas» planteará ya a la FEB la necesidad de cambios en una reglamentación anticuada que se considera demasiado permisiva con los actos violentos. Hace ya más de diez años, el mismo juez único de la competición ACB, Juan Ramón Montero, zanjó con multas económicas la tangana que se produjo durante un derbi entre el Real Madrid y el Estudiantes en Vistalegre, con sendas sanciones económicas a los principales involucrados: 3.000 euros a Rubén Garcés -propinó una patada en el pecho a Alberto Herreros-, 500 a Mous Sonko y 300 a Hernán Jasen.

En la trifulca de Miribilla se vio incluso involucrado el exjugador Sergio Sánchez, miembro de la Fundación Bilbao Basket y nexo de unión entre la entidad, clubes, colegios e ikastolas de Vizcaya, que en principio quiso mediar y proteger a un niño y, tras ser víctima de los golpes, se fue a por el jugador Diop -el senegalés cogió una silla con la intención de agredir- y también propinó varios puñetazos al aire. Después de tan penoso ejemplo de jugadores de ambos equipos, Shengelia, tras hacer caso al consejo del capitán del Baskonia, Fernando San Emeterio, se acercó al niño, le acarició y le besó, pidiéndole perdón, mientras Miribilla despedía al georgiano con gritos de «¡Fuera, fuera!». El juez disciplinario podría estimar como atenuantes la ausencia de sanciones previas en el historial de los implicados y también la reacción de algunos a la provocación de Shengelia, que se expone a la mayor sanción por su puñetazo a la cara de Todorovic.

El Bilbao Basket ya rechazó la noche del domingo los «comportamientos que se alejan de los puramente deportivos» y condenó «cualquier incidente que se produzca más allá de un lance habitual de un partido», al igual que varios jugadores que, a través de las redes sociales, condenaron tan lamentable enfrentamiento, caso de San Emeterio, Mumbrú o Bertans. El plazo para presentar alegaciones se cumplió en la tarde de este lunes, pero según se encargó de recordar la ACB, «el juez disciplinario (tras estudiar el acta, el vídeo y toda la información necesaria) no tiene un límite de tiempo apra resolver sobre la infracción».