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V. S.
LOGROÑO.
Sábado, 14 de octubre 2017, 00:41
Apenas 24 horas después de llegar a Logroño, el camerunés Adala Moto viajará a Barcelona para ver (y, si es necesario, jugar unos minutos) el partido del Calzados Robusta contra el Prat. Aunque su fichaje se produjo a principios de agosto, su llegada se ha ... retrasado más de dos meses. La primera causa, conocida, era la disputa del Afrobasket, donde jugó con su selección y promedió 15 puntos y 7 rebotes por encuentro. La segunda, inesperada, la burocracia. «Se ha merecido que lo esperemos», sentenciaba Jenaro Díaz.
Y es que a Adala Moto no se lo han puesto nada fácil. «Intenté conseguir los papeles en Camerún pero no pude, así que tuve que volar a Estados Unidos para gestionar el certificado de penales. Ha sido muy largo. En la embajada de Camerún me dijeron que tenía que esperar a esos papeles y preferí hacerlos en Estados Unidos porque si me quedaba en casa todo iba a ser mucho más lento», explica.
En su primera experiencia en Europa, Adala Moto, curtido en la Universidad de Towson (NCAA), espera demostrar todo su potencial, aunque reconoce que tiene que adaptarse. «En Internet he leído sobre la Leb Oro y, además, he visto dos partidos del Clavijo en vídeo», analiza. Pero su carácter competitivo está claro: «Espero hacerlo muy bien y espero ganar la Leb Oro, para eso he venido aquí», resume.
En la cancha, Moto destaca por su físico (mide 'sólo' 1,98 metros y pesa 111 kilos) y por su velocidad. «Me puedo adaptar a muchos estilos. He visto que en el equipo hay muchas variantes y puedo rebotear, jugar con mis compañeros, conducir... Creo que encajaré en el sistema», insiste.
Su historia es un poco atípica, propia de un portento atlético. Hasta los 14 años jugó al fútbol. «Soy del Barcelona y mi ídolo es Samuel Eto'o», reconoce. Pero a esa edad, cambió la portería por la canasta. «Jugué dos años en una academia de baloncesto en Camerún. Hubo un campamento y me eligieron para participar en un campus organizado por la NBA en Sudáfrica. Fue entonces cuando recibí la llamada para ir a jugar a un instituto de Estados Unidos, en Alexandria (Virginia), cuando tenía 16 años, para seguir estudiando», recuerda. De ahí, a la universidad y, por fin, su salto a Europa.
Para Adala Moto, Estados Unidos fue un cambio de vida. «Me tuve que adaptar al idioma, porque yo hablaba francés, y a la cultura, especialmente en cuanto al deporte. Para los estadounidenses el deporte es una religión. En África sólo importa el fútbol y en Estados Unidos todos los deportes son importantes», recalca.
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