Secciones
Servicios
Destacamos
Puerta grande o enfermería. Cornada o salida a hombros. Esa es la sensación que ha dejado hasta ahora el renovado Rioverde Clavijo. Dos versiones totalmente enfrentadas, sin término medio.
Cantan Los Secretos en unos de sus temas más conocidos «Tiene dos caras distintas, no sé cuál debo mirar. Tiene dos vidas distintas, no sabe cuál emplear y cuál quiere ocultar». Y algo similar le está pasando al equipo blanquiazul tanto en pretemporada como en los dos primeros encuentros de la fase regular del Grupo Oeste de Segunda FEB.
La continuidad es la palabra más repetida en estas semanas. La energía era algo que se daba por hecho en una plantilla muy joven, con un grupo amplio de jugadores para los que este Clavijo supone la oportunidad de dar un paso adelante en sus carreras deportivas. El escaparate que es el conjunto capitalino, que les ofrece minutos de nivel en una categoría ideal para su crecimiento, y para aprovecharlo es imprescindible partir de una base apoyada en esa energía, en el vigor, en el coraje, en el ímpetu y en el brío... Sin eso, lo demás, la calidad y el talento, es más difícil que emerja. Y también la ansiada continuidad.
El primer partido contra el Huesca fue el ejemplo de lo que se quería ser. Un partido sorprendentemente redondo para ser el inicio de todo. Pero la realidad ha demostrado que todavía queda mucho trabajo por delante. Con la Copa España como parte del rodaje, la apertura de la temporada fue decepcionante ante el Coto Córdoba. Porque el Clavijo deseado no compareció en Vista Alegre (un nombre muy taurino, por otra parte). Los jóvenes no mostraron sus potenciales condiciones y los veteranos tampoco estuvieron en el lugar que les correspondía. Un palo inicial que dejaba muchas dudas.
El domingo, con la presentación oficial del equipo ante su afición en el Palacio de los Deportes logroñés, el Rioverde contaba con la oportunidad de resarcirse de ese primer duelo. El rival no era sencillo, un Zornotza que ofrecía veteranía y solidez contra esa juventud riojana. Y durante casi tres cuartos los de Jorge Serna parecían cercanos a recibir la segunda cornada del curso.
Eso sí, cuando todo parecía casi perdido, con una desventaja de 16 puntos en el marcador y apenas un cuarto por delante, se produjo el despertar desbocado del talento y del atrevimiento local. Con Faye y Arbosa exudando agallas y un Kevin Torres iluminado como nunca antes con la camiseta blanquiazul, el partido se dio la vuelta.
El éxtasis llegó con el último triple del escolta. Con quince segundos por delante, el Clavijo se ponía por primera vez por delante en el marcador (68-67). Toda esa osadía, con un punto suicida, daba resultado y traía consigo el éxtasis en la parroquia capitalina gracias a un triunfo con el que ya no se contaba visto lo visto durante buena parte del encuentro.
El 0-2 en el balance clasificatorio pasó a convertirse en un equilibrado 1-1. Precisamente, ese equilibrio es el que se desea. El domingo tocó salida por la puerta grande, pero Serna ya avisó que toca hacer propósito de enmienda y activar cuanto antes la estabilidad para repetir la felicidad que traen los triunfos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.