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Una derrota que duele menos

Prometía el partido desde el principio por el ambiente en las gradas. Día de los grandes, con la animosa y numerosa afición local y los más de 400 seguidores burgaleses que se desplazaron a Logroño y que se hicieron notar con sus voces, y sus azuladas bufandas. Tiene que agradecer mucho la plantilla del San Pablo el apoyo constante de su hinchada cuando viaja, al igual que Jenaro Díaz insiste en la importancia del 'factor Palacio'. El entorno, por tanto, ideal en la grada. Faltaba que esa energía se trasladara a la cancha.

Los de Lorenzo Encinas comenzaron bien en ataque, con buenos lanzamientos desde el triple y la media distancia. Cortas rentas, siete puntos como máximo (11-18), pero la iniciativa era suya.

Díaz esperó para poner en pista a sus dos nuevos pupilos. El primero en salir fue Yasin Kolo, a los siete minutos. Hacía tiempo que el Clavijo no tenía un cinco con este poderío, tan necesario ante las torres que presentan los rivales, por lo que para, por lo que toca, por lo que coge. Contundente y con oficio.

Un minuto y medio más tarde entró en juego Álex Urtasun. El escolta navarro tiene calidad para regalar y lo demostró con cinco puntos de salida en sus dos primeras acciones. Después marcó territorio de veterano con una protesta al árbitro que acabó en una técnica al banquillo riojano muy protestada por los aficionados locales en una rocambolesca decisión. Da gusto verle jugar.

Dos buenas incorporaciones que se suman al buen trabajo de los habituales, Norris y Nicolau (12 y 9 puntos respectivamente en la primera mitad). El estadounidense está alcanzando la regularidad que se le exige a su clase, mientras que el castellonense quería regalarse un triunfo en el día de su cumpleaños y con sus padres en primera fila.

Mientras tanto, Lapornik, Speight y Barrera hacían daño desde el exterior para poner la máxima (22-33). Reaccionó el Rioverde con nueve puntos seguidos y mucho trabajo atrás. Marcador en un puñado de aciertos (36-42) y el partido respondiendo a las expectativas. Animado en la grada, vibrante en la cancha.

Castigó de nuevo en la salida el San Pablo con los lanzamientos de larga distancia (43-53) pero este Clavijo era distinto al de otras ocasiones. Más sólido, más incisivo, más equilibrado, más constante. Más equipo.

Recortó el cuadro blanquiazul, pero el burgalés es un conjunto planificado para ascender y, pese a la trayectoria con la que llegaba a Logroño, tiene muchos jugadores con recursos para sumar. Y fue el turno de Corbalán para estabilizar la renta alrededor de la decena para entrar en el cuarto definitivo.

Esta vez el Clavijo no venía remontando desde muy atrás y daba una confianza distinta a la grada. Pero el San Pablo no dejó escapar la oportunidad de romper su racha y se llevó el triunfo con mucha solvencia después de un partido muy entretenido y con dos aficiones espectaculares.