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El Bodegas Rioja Vega está abonado al sufrimiento. Es como una sombra que le persigue y no le deja crecer. Siempre que ejecuta un ejercicio al borde del precipicio acaba por despeñarse. Este sábado, el tropiezo ante Marbella le obligará de nuevo a ... pelear por la permanencia y decir adiós al sueño del ascenso o a la tranquilidad de jugar sin presión. EBA está demasiado cerca para no sufrir, aunque los de Jenaro Díaz entrarán en una buena posición en la lucha por no descender.
Este sábado al Rioja Vega le lastró la falta de acierto exterior y la nula capacidad de templar el partido cuando se estaba calentando. Tuvo un par de momentos de reacción, metiéndose en un choque que se le fue en la recta final, pero no fue suficiente. Le faltó madurez y le sobró precipitación a los riojanos, que vieron como Marbella se llevaba un partido con un tanteador paupérrimo (51-57). Lo único bueno de la tarde fue ver a Lobete casi lleno y muy metido en el choque. Pero los tropiezos desalientan y jugar siempre al límite resulta exasperante.
Y todo sucedió al final porque los riojanos siempre fueron por delante en los primeros veinte minutos, aunque nunca pudieron abrir un hueco ante un marbella peleón y que se sostenía gracias a los puntos de Kimbrough y Cameron. La máxima renta (21-14, m. 12) fue un espejismo de esos ajustados primeros cuartos. Les faltó acierto a los de Jenaro Díaz que erraron demasiados lanzamientos liberados y desde la pintura. Tocaba mejorar tras el descanso, seguir comandando el choque y aprovechar las ventajas que generaban cuando podían lanzarse a correr.
Sin embargo, ocurrió lo contrario. Los malacitanos tomaron el mando de la mano de Fuentes e Ibáñez y los riojanos regalaron balones y se dejaron la anotación en los vestuarios Apenas cuatro puntos en más de seis minutos pusieron el tanteador 31-37 (m. 24). La desazón se disipó ligeramente con un triple de Beau Justice (38-41, m. 28), pero había que mejorar mucho en esa recta final para soñar con la fase de ascenso y olvidarse de complicaciones. Lobete empujaba, pero el paso adelante había que darlo sobre el parqué. Y ahí seguían los errores en el tiro, como un triple fallado por Bieshaar y un lanzamiento de Mario Álvarez en los últimos segundos (40-43, m. 30).
Fue el extremeño el que logró volver a poner al Clavijo por delante con seis puntos consecutivos (46-45). No se podía pedir más emoción. Pero el Marbella encajó y reaccionó con un parcial de 0-7 (46-52, m. 36)). El lanzamiento exterior seguía siendo una asignatura pendiente para el Rioja Vega, que topaba con su desacierto ante un Marbella que jugaba a cara de perro.
El desacierto resultaba desolador. Sólo seis puntos en ocho minutos y un carro de triples fallados obligaban a una remontada épica en dos minutos (46-54). Se necesitaba el corazón que puso Portález para palmear un tiro libre fallado por Justice y penetrar a machetazos en la zona y poner el 51-54 a falta de un minuto. Lobete pedía un último esfuerzo. «Sí se puede», gritaban los aficionados con 40 segundos y el balón para el Clavijo. ¿Triple o jugar a dos y con las faltas? Pero Marín perdió el balón y los segundos corrían en contra del Rioja Vega. Lo difícil se tornaba imposible cuando Kimbrough anotaba dos tiros libres. Otra vez a sufrir, otra vez a lamentarse. Toca pelear por la permanencia para que la temporada no acabe siendo otro agujero negro.
Jenaro Díaz | Entrenador del Rioja Vega
Jenaro Díaz, técnico del Rioja Vega, se mostraba dolido: «Hemos competido todo el tiempo pero metiendo 50 puntos no se puede ganar. Hemos tenido un atasco adelante importante, nos faltó fluidez», explicaba. «Llevamos muchcho tiempo arrastrando problemillas y mirando para otro lado pero no ha podido ser. Lo hemos intentado, nos hemos puesto a tres con balón a falta de un minuto, pero...». «Hay que aprender y mejorar. El equipo está tocado por lesiones pero hay que recuperarse porque esta guerra es larga y no ha terminado. Hay que ir más allá», resumía.
Además, tampoco jugar en Lobete favoreció al Clavijo, según su técnico: «Hemos jugado fuera. Lobete me encanta por el ambiente pero es una cancha a la que no estamos acostumbrados».
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