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LA RIOJA
Logroño
Viernes, 9 de marzo 2018
El Clavijo ha caído derrotado en Palencia por 86-71 y añade una losa más a su via crucis como colista de la Leb Oro. Mal panorama y escenario tétrico para el bloque riojano, que no levanta cabeza y salvo algunas pinceladas, no se adivina ... un cambio de dinámica que pueda indicar en el corto plazo un escenario más optimista.
Y el equipo no jugó mal. Gran primera parte y sensacional segunda. Cuando a Yates entra a dique seco a secar la quilla se acaba la chispa y el resto lo nota. El impacto y presencia de este jugador en el conjunto es enorme y, aunque es un juego colectivo y se gana y se pierde a coro, se deja sentir demasiado la labor de este vocalista en la banda.
Arrancó el choque con un ritmo endiablado y con un índice de acierto sobresaliente por parte de ambos bloques. La afición local quería ver a su equipo bailando sobre el aparente tono macilento del equipo riojano y se encontró con un bloque respondón. La fiesta por el estreno del nuevo pabellón quedaba incompleta.
Quique Garrido daba oxígeno a su equipo a base de triples , pero el Clavijo mantenía la compostura porque la gasolina todavía era de alto octanaje. El primer cuarto se cerró con un más que respetable 29-26 que anticipaba cifras de tres dígitos al final. En la reanudación el Clavijo metió una marcha más al partido y a base de ponerle garra en defensa el juego se hizo más denso y dentro de esa espesura sobresalió un triple de Quintela y otro más a renglón seguido de Coggins que provocó zozobra en el bloque castellano y el tiempo muerto de su entrenador. Yates sufría un mundo para encestar siempre con la misma jugada de espaldas al aro y fajándose de la presión del defensor. Se estaba dando una soba de cuidado. Al descanso, el Cavijo mandaba 43-47 y se empezaba a sentir un cierto desasosiego en Palencia.
Sería reduccionista decir que cuando se dejó a Yates en el banquillo para darle un respiro el equipo se hizo menor y pasó de jugar en Liliput a ser el liliputiense. Sí, la afirmación es simplista. Pero fiel.
Con el 57-55 empezó el despegue local. Yates estaba en la banca y Miso empezaba a encestar desde lejos. Faltaba Yates y 7-0 en contra para un 59-55 que daba alas al Palencia, hasta el punto de revertirse la situación y cometer el equipo riojano un balón mal sacado que hizo explotar las válvulas de retención de Jenaro Díaz. Error de juvenil en el peor momento y destrozo. Al cierre de este tercer capítulo, el partido ya amenazaba un 63-57 que pasó a grado de ataque en toda regla en el último cartucho del partido.
Tres segundos de Yates en la zona, defensa zonal riojana para ralentizar el juego y un triplazo de Presley se sumaban al suplicio antes de que Andres Miso se sumara a la fiesta de triples. Tres seguidos y desde distancias prohibitivas, hasta Moto falló un contrataque solo y su mate a placer se fue a estrellar en el aro incomprensiblemente, en un gesto que hubiera hecho con los ojos cerrados desde mitad de pista. Era el 86-66 que luego quedó maquillado.
Esa diferencia puntual de 20 puntos se antojaba tan exagerada como los tonos por los que el Clavijo pasó en el partido. Del blanco al negro, como el fundido de una película antes de exhibir el 'The end', el mismo final con el que parece que acabará la aventura del Clavijo en esta categoría.
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