Un Clavijo batallador cae en los instantes finales

El Clavijo de entrada puso en evidencia sus desajustes y un inconsistencia, sobre todo cuando no le salen las cosas. Porque después de un intercambio de canastas, el Biele ISB pisó el acelerador y le endosé a los hombres de Jorge Serna un parcial de 13-0 gracias al brazo de Godwin, Royo Aizpitarte y Niang, entre otros, sin que hubiese una reacción (12-20).

Pero lejos de darse por vencido, el Rioverde incrementó su intensidad defensiva y ajustó su ataque en el segundo cuarto. Y empezó a jugar con una fluidez que no existió en los primeros diez minutos de juego. Los blanquiazules comenzaron a ganar los rebotes en ambas áreas y el Iraurgi se vio incapacitado para seguir haciendo daño a un equipo que parecía otro muy distinto al del cuarto anterior.

Aceleró el Clavijo su ritmo y cogió las riendas del encuentro ante un Iraurgi que parecía otro equipo. Dos triples seguidos de Savkov y Ayesa volvieron a meter a los de Serna en el partido. Orlov, pivoteando perfectamente en la zona de pintura, igualó las cosas (24-24) a cinco minutos del descanso. Era una muestra clara de que el Rioverde había despertado y que iba a por el partido.

Esas buenas vibraciones se trasladaron a las gradas, que empezaron a jugar su papel, siempre importante. Abajo, en el parqué, eran Faye y otra vez Savkov los que respondían ante un Biele ISB que se encomendó a Knowles, pero era insuficiente para evitar que el partido acabara igualado (29-29) al descanso.

Tras el paso por los vestuarios, el Rioverde continuó con su dinámica anotadora y asfixió a un Juaristi que parecía no tener respuestas a la intensidad. Una agresividad que colocó en bonus al Clavijo al minuto y medio de reanudarse el encuentro. Eso no fue un problema. La mentalidad de los de Serna eran otra y con un parcial 16-4 abrieron un hueco de ocho puntos (47-39).

Pero no podían los riojanos dar por sentenciado el encuentro, ni mucho menos. Mucho más cuando en el epílogo del tercer cuarto Godwin, con un triple desde su casa, metía otra vez en la pomada al Iraurgi (53-47).

A partir de entonces fue Herasme el que cogió la dirección de orquesta del equipo guipuzcoano, no solo en lo deportivo. El dominicano se dedicó a pelearse con los jugadores locales y hacer gestos a la grada que no gustaron nada en el Palacio. Y ese hábitat de hostilidad Herasme se vino arriba y acabó hundiendo al Clavijo, que en ese último cuarto acumuló demasiados errores para sacar adelante el encuentro. Un partido en el que tuvo opciones hasta los últimos instantes, pero que fueron destrozadas por la defensa vasca.