En un partido de una escasez anotadora terrible y de un esfuerzo defensivo extraordinario por parte del Campus Promete y del Cadí la Seu, el conjunto catalán se llevó el triunfo por un raquítico 39-45, haciendo de la escasez virtud.
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La ausencia de Agostina ... Burani, lesionada en una mano, lastró las rotaciones de las interiores logroñesas y Bernat Canut intentó aprovecharlo, llevando mucho el juego visitante por la zona rival para crear desajustes y sacar de sitio a las postes locales y cargarlas de faltas. Lo logró con las dos personales por cabeza de Diarra y Kovacevic en la primera mitad. Además, intentaba hacer daño al poste bajo con Tunstull y Lukacovicova y con Irati Etxarri en posiciones intermedias. En el juego de pizarras, por su parte, César Aneas establecía una serie de ayudas de las exteriores que congestionaban la pintura para romper las intenciones del banquillo contrario.
No les temblaba el pulso a las catalanas para poner un ritmo alto en las transiciones e intentar aprovechar la velocidad de la navarra y de la ex del Promete Pivec. No encontraba, sin embargo, el conjunto logroñés las transiciones rápidas y el Cadí también apretaba atrás.
Promete
Ayuso (), Nogic (), Barneda (), Geldof () y Diarra () -cinco inicial- Estebas (), Kovacevic (), Burani (), Alarcón () y Pérez.
39
-
45
Cadí la Seu
Peña (), Raventós (), Pivec (), Etxarri () Y Tunstull-cinco inicial- Brotons (), Lukacovicova (), Pujol (), Soler () y Strautmane ().
Parciales 10-16, 20-26 (descanso); 32-28 y 39-45 (final).
Árbitros López, Rial y Palanca. Sin eliminadas.
Con los dos equipos muy centrados en anular al contrario, poco fluía el ataque y el marcador avanzaba de forma pausada, muy pausada. Llevaban la iniciativa las de Canut pero el Promete seguía ajustado a su plan de partido, al menos atrás, sin apenas entrar en precipitaciones, congestionaba la ofensiva catalana y, aunque le costó 25 minutos, se puso por delante cuando llegaban los minutos decisivos (29-28). Se movía en tan pocos puntos el encuentro, casi a punto por minuto, y lucían tanto las defensas que cualquier ataque acertado, cualquier renta, sabía a gloria. En dos puntos dejaron las de Aneas a las de Canut en el tercer cuarto, que vivían una agonía en cancha contraria. La exigencia era máxima.
El último cuarto comenzó con la máxima del Promete (35-28), pero el Cadí siguió sumando y se llegó al final en una situación en la que cualquier destello, incluso cualquier decisión arbitral, podía significar el KO definitivo. Y fue Peña, desde el tiro libre, la que sentenció.
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