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Víctor Soto
Jueves, 24 de noviembre 2016, 11:36
Alberto Ruiz de Galarreta no se recuerda sin un balón de baloncesto en sus manos. De pequeño, cuando los niños quieren ser astronautas, médicos o futbolistas, él tenía muy claro que quería dedicarse al deporte que le ha dado «a las personas más importantes de ... su vida». El viernes, ante el FC Barcelona B, cumplirá 400 partidos en LEB Oro. A los 32 años, el alero confía en que lleguen muchos aniversarios más. Tiene claro cuál es uno de sus sueños: «Que mi hija me vea y se acuerde de cómo jugaba».
- Va a llegar a 400 partidos en Oro. ¿Cómo lo está viviendo?
- Con mucha satisfacción porque es el trabajo de muchos años. Me pone contento celebrarlo, además, en el equipo de mi tierra y en mi casa. Tengo ganas de seguir sumando más partidos. Llevo quince años ganándome la vida con lo que amo. Creo que, tantos años en una categoría tan fuerte, es un símbolo de que se están haciendo las cosas bien. Es una satisfacción.
- ¿Cómo definiría su trayectoria?
- Como las de todos los deportistas, con momentos buenos y no tan buenos. Un poco montaña rusa. Pero siempre he confiado mucho en mí, aunque igual suene un poco prepotente. Me considero un buen jugador de baloncesto y he trabajado duro para mantenerme tantos años.
- ¿Qué le ha faltado para dar ese salto y consolidarse en ACB?
- He estado en dos equipos de ACB y me ha faltado una pizquita de suerte. Curro Segura fue el entrenador que me dio la oportunidad en LEB y también en ACB, en Menorca, pero le echaron. No íbamos tan mal, pero eran los años de las vacas gordas y voló. Ahí empecé a jugar menos minutos y me tuve que buscar otra vez la vida en la LEB. Unos años después, también Curro Segura me llamó para Obradoiro y jugué bastantes minutos, pero el equipo no salvó la categoría y tenía contrato para seguir, pero al descender... Me ha faltado suerte para tener oportunidades. Pero, a cambio, he disputado estos partidos en Oro, que también es dura.
- Curiosamente, la ACB le llegó muy joven. ¿Por qué no después?
- No se ha dado la oportunidad, el mercado está como el país, económicamente muy mal. Es curioso que no haya podido volver. Pero tampoco lo he buscado en muchas ocasiones. En los últimos seis años mi prioridad ha sido seguir en el Clavijo. Me considero un hombre de club, el capitán de este equipo, y eso me llena más que ser cola de león en ACB. Estoy muy contento y quiero seguir aquí.
- Ha cambiado su juego en los últimos años, con más penetraciones, más físico, rebotes.... ¿Por qué?
- En Logroño estoy completando mi faceta como jugador. Antes quizá la liga era más potente, con más especialistas. Y yo siempre era tirador. Ahora hay más oportunidades y creo que estoy mejorando, que puedo ir para dentro, que puedo rebotear, ayudar en defensa... Y eso es muy bueno a nivel individual y colectivo. Creo que estoy mejorando y que lo seguiré haciendo hasta el último día como profesional.
- ¿Con qué momentos se queda?
- Con mi ascenso a ACB porque fue fascinante y jamás se me olvidará. Y con el 'play out' con el Clavijo en el que nos salvamos en Orense. Por mi triple, pero sobre todo porque el equipo no se merecía bajar. Estuvimos a un triunfo de entrar al 'play off' y jugamos por no descender. Nos merecimos estar más arriba.
- ¿Está viviendo su peor momento, por la situación del equipo?
- Lo he pasado peor. He sufrido descensos, lesiones... Recuerdo que en una semifinal de la Copa Príncipe con el Inca, jugábamos contra el Palma, un derbi de la isla, y les pegamos una paliza. Pero en la última jugada me lesioné y no pude jugar la final. Estaba en un buen momento y el equipo perdió. Me queda esa cosa de qué hubiera ocurrido sin la lesión.
- En la balanza, ¿pesa más lo positivo?
- Todo ha sido positivo. Se aprende más de los malos momentos que de los buenos. Cuando las cosas no acompañan te hacen más fuerte. Hace seis años que voy a un psicólogo deportivo porque creo que la mente hay que entrenarla siempre. Cuando empecé, estaba en un bachecillo, y entrenar la mente me ha ayudado a ser mejor jugador, más fuerte. Y también ha estado mi gente en los buenos momentos y en los malos. Estos 400 partidos son gracias a ellos porque cuando uno está jodido, se agradece la ayuda.
- ¿Cómo está viviendo esta campaña tan complicada, con un triunfo y nueve derrotas?
- Volvemos a la mente. Es duro pero una parte del deporte profesional. El equipo está pasando un bache grande con un inicio que nadie esperábamos, pero hay que estar tranquilos, seguir trabajando e intentar tirar todos para arriba. Quedan 24 partidos, un mundo, pero el equipo necesita empezar a ganar ya.
- Mirando hacia el futuro, ¿qué reto o qué sueño le queda?
- Mi sueño, puede ser utopía o una realidad, pero me encantaría jugar en ACB con el Clavijo. Y, a corto plazo, seguir disfrutando y jugando a baloncesto y que mi hija me pueda ver. Sería muy importante. Que recuerde a su padre jugando. Y lucharé por ello.
- ¿Qué le ha dado el baloncesto?
- Todo. A las personas más importantes de mi vida las he conocido jugando a baloncesto.
- Y, a cambio, usted ¿con qué le ha respondido?
- Con unos cuantos triples y no siempre metidos [ríe].
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