Miguel Ferrer, en la maratón que organiza su familia anualmente. MIGUEL HERREROS
Atletismo

«Es impresionante oír el himno nacional desde el podio y saber que está sonando en tu honor»

Miguel Ferrer añadió, el sábado en Madeira, el título continental a los nacionales que ya tenía de maratón y media maratón

César Álvarez

Logroño

Martes, 3 de noviembre 2020, 20:33

Miguel Ferrer llegó el domingo por la noche a Logroño con la medalla de campeón de Europa máster en media maratón. La había conseguido veinticuatro horas antes en Funchal, la capital de Madeira, las islas portuguesas que se ubican en mitad del océano Atlántico.

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Ferrer ... había logrado una victoria incontestable en la que no sólo fue el mejor de su categoría (M40) sino que se impuso en la carrera absoluta. Fue el primero en cruzar la meta y además lo hizo celebrándolo en los últimos metros con el público.

Pero después de todo ello, cogió un avión, llegó a Logroño y el lunes por la mañana, cuando concluyó su jornada matutina en su trabajo, volvió a salir a correr como si nada hubiera pasado.

«En la segunda mitad, mi preocupación era no romperme. Sabía que en el kilómetro 17 había una bajada de un 18%»

– ¿Cómo se siente? ¿Lo ha asimilado ya?

– La verdad que es difícil asimilarlo, pero estoy supercontento. Nunca me lo hubiera podido imaginar. Aunque llevo entrenando muchos años, es difícil pensar que vas a conseguir que todo salga perfecto el día D, a la hora H. Todo fue ideal, como lo había soñado.

– Explíqueme una cosa, ¿qué se siente cuando se está ahí arriba en el podio?

– Es impresionante escuchar el himno desde lo alto del podio y saber que está sonando por ti. No se puede explicar con palabras. La sensación es única y la pena es que ahí, el himno se acaba muy rápido, aunque no creo que me pueda olvidar nunca.

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«Quería salir fuerte, pero no contaba con el portugués, al que tuve que dejar ir porque su ritmo inicial era excesivo»

– Vayamos a la carrera en sentido estricto. El circuito fue muy duro, ¿no?.

– El circuito fue muy duro, y también largo. Un error de la organización hizo que el recorrido en lugar de un poco más de 21 kilómetros tuviera 22. Pero es que además había grandísimos desniveles, de hecho era lo que más preocupaba.

– Pues sería ésa su preocupación, pero lo cierto es que tuvo una carrera muy cómoda.

– Es verdad que desde que me fui del portugués no tuve rival, pero yo no me vi campeón hasta que superé el kilómetro 17.

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– ¿Por qué?

– Porque en ese punto yo sabía que había una bajada bastante pronunciada, con un 18% a la que le tenía mucho miedo, no por la bajada en sí, sino por el daño muscular que me podía provocar, porque además cuando acababas llegabas a una zona de empedrado.

– En realidad, parecía que todo el circuito castigaba mucho.

– Sí, desde luego. A mí me recordaba a Nueva York. El asfalto estaba muy mal, con muchas ondulaciones. El pie nunca apoyaba igual... desde el ecuador de la carrera, mi preocupación era no romperme, por eso no quería ni siquiera ampliar la zancada en las bajadas.

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– ¿Y había mucha humedad?

– Sí, muchísima. Yo no sé la cantidad de agua que pude perder, porque aunque la temperatura no era demasiado alta, había mucha humedad.

– En cualquier caso, todo salió como usted esperaba.

– Sí, yo pensaba salir fuerte pero no contaba con el portugués. Salió muy fuerte y le tuve que dejar ir porque era demasiado para mí, y eso que no era de mi categoría, pero luego vi que pinchaba, le cogí y moralmente le di el golpe definitivo al pasarle.

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«Me encuentro mejor ahora que cuando tenía veinte años»

Miguel Ferrer aseguraba nada más aterrizar en Madeira que afrontaba el Europeo «en el mejor momento de mi vida». Físicamente no había duda. Los últimos entrenamientos así lo corroboraban. Las cifras eran espectaculares, pero había más. La fortaleza mental siempre es decisiva en las carreras de larga distancia, pero ahora más: «La cabeza juega un papel fundamental en situaciones como las que hemos vivido este año. Hay que tener en cuenta que una semana antes del Europeo, aún había dudas de si se iba a poder celebrar o no».

Esa misma clarividencia mental le sirvió para tener claras las cosas, para saber que tenía que asumir responsabilidades pero también que no debía cegarse, y por ello dejó a Paixao que se 'suicidara' solo con un ritmo insostenible y esperó su momento para dar el golpe definitivo. «Hay que tener claro cómo debes correr a partir de cómo estás, claro que en una prueba como la de ayer, tan exigente, si no estás bien...».

Esa madurez mental es consecuencia directa de la 'madurez deportiva' a la que ahora, pasados ya los 40, está llegando Miguel Ferrer: «La verdad es que cuantos más años cumplo, mejor me encuentro. No sé qué explicación tiene. Lo único que puedo pensar es que llevo sólo 8 años corriendo pruebas largas, y mi cuerpo como no está gastado, asimila bien los entrenamientos. Si no paro, como me ocurrió en 2017 cuando estuve dos años sin correr por lesión, progreso mucho», señala Miguel Ferrer, quien insiste: «No sé los motivos, pero lo cierto es que me encuentro mejor que cuando tenía 20 años».

Ahora, este 'joven' de cuarenta y tantos años intentará descansar, pero no demasiado porque quiere aprovechar su buen momento para hacer un buen maratón de Valencia, en los primeros días de diciembre: «Si es que se celebra, porque como todas las pruebas de este año, está en el aire».

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